"La risa y la sonrisa"

Un rostro hosco y adusto no atrae ni a las moscas. Las personas con cara de funeral espantan a todos los que tienen la osadía de encontrarse o toparse con ellas. De una expresión amarga no puede brotar sino otro sentimiento semejante.

Por el contrario, una presencia luminosa inunda el ambiente de paz y armonía. El rostro amable es inmortal sinfonía que conjuga todos los tonos e instrumentos del universo. La mirada profunda y la acogedora sonrisa permiten que Dios anide en el corazón y se transparente el alma.

“A los niños y a los pobres, a todos los que sufren y están solos, bríndales siempre una sonrisa alegre. No les brindes sólo tus cuidados, bríndales también tu corazón. Tal vez no podamos dar mucho, pero siempre podemos brindar la alegría que brota de un corazón lleno de amor. Un saludo cariñoso, una palabra de aliento, una sonrisa, un abrazo..., pueden cambiar la vida. Simplemente se trata de dar sinceramente y desde el corazón”, repitió siempre la Madre Teresa de Calcuta.

La risa y la sonrisa son primas hermanas. La primera es explosiva, la segunda pacífica; ambas necesarias. Reír relaja y purifica el cuerpo, sonreír comunica el amor y derrama el espíritu.

Agustín Yáñez, quien parecía severo pero era muy afectuoso, fue definido así por Andrés Henestrosa: “Rara vez ríe, a veces sonríe, que la sonrisa es más difícil que la risa. Reír es propio del hombre. Sonreír, sólo de unos cuantos hombres. Reír es cosa que dan los ojos. Sonreír, el alma. Y este hombre silencioso, callado, afanoso, que sólo se escucha a sí mismo, que sólo averigua consigo mismo, sonríe cuando la palabra ajena, cuando la ocurrencia del prójimo, coincide con sus silenciosas, con sus calladas lucubraciones”.

¿Río y sonrío frecuentemente?

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@rodolfodiazf