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"Opinión"

"La Secretaría del Medio Ambiente del Estado de Sinaloa"

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02/12/2016

    Rafael Morgan Ríos

    En estos tiempos en los que tanto se está hablando y sufriendo del cambio climático y del deterioro del medio ambiente, en los que se han estado firmando acuerdos internacionales, como el más reciente de París, para reducir y controlar las emanaciones industriales y automotrices de gases contaminantes, así como de cuidar y no contaminar el agua, el suelo y proteger la flora y la fauna universales, causa sorpresa que en algunas declaraciones de diversas autoridades ejecutivas y legislativas, se comente y se rechace la idea de crear una Secretaría para la protección del ambiente con argumentos como: “no hay que incrementar la burocracia”, “ya existe una estructura federal encargada de este tema”, “los trámites para determinar la ‘viabilidad ambiental’ de los proyectos, lo único que hacen es retardar y estorbar el desarrollo económico y los planes de crecimiento”, etc. Si ya existe una Subsecretaría, con una limitada autoridad y funcionalidad, de los que se trata es de aprovechar esa estructura en gente y recursos para crear una Secretaría, con la misma fuerza y autoridad que las demás secretarías.
     
    Precisamente en los estados del País que mayor desarrollo económico tienen como Estado de México, Jalisco, Nuevo León y Ciudad de México, cuentan con su Secretaría de Ecología y Protección del Ambiente. Además, si bien existe a nivel federal la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), ésta tiene claramente asignadas sus funciones y ámbito de acción federal, pero que debe complementarse con las acciones locales en todo el Estado y en los municipios.
     
    Ante la falta de una Secretaría con fuerza suficiente que vigile y promueva la defensa del ambiente, se está afectando primeramente el ámbito municipal; estamos empobreciendo más a los municipios más pobres, los municipios de los altos, que lo único que tienen es el suelo, los bosques, el agua, el ganado y sus raquíticas siembras de temporal. 
     
    Algunos de los problemas que hacen ver la urgencia de una planeación y estructura públicas para proteger los recursos naturales:
     
    1. Montes y cerros se han estado deforestando, ya sea por la acción de los madereros, de los que hacen carbón, de los que cortan vara y estacón para los horticultores, por las llamadas “rozas” o desmontes de cerros y colinas para sembrar de temporal; los incendios forestales, las plagas, etc., han estado disminuyendo el monte y los bosques de los municipios alteños.
     
    2. Se han estado destruyendo y agotando las fuentes y corrientes acuíferas por la misma deforestación, por la actividad minera contaminante y por la explotación sin control de los mantos acuíferos, tanto los renovables como los no renovables. Hoy hay menos agua en las corrientes y en el subsuelo y se ha afectado la actividad pesquera por la contaminación, la falta de control de los tiempos de veda y el uso de artes de pesca prohibidas.
     
    3. Han estado desapareciendo o disminuyendo peligrosamente diversas especies de la fauna en nuestros montes y cerros. Los cazadores furtivos, la destrucción de los hábitats de ciertas especies y el rompimiento de las cadenas de reproducción y subsistencia, al haber menos agua, menos bosques y por lo tanto menos alimento.
     
    4. En las costas y en los valles se sufre de una constante contaminación con fumigantes, fungicidas y pesticidas, tanto en el agua como en el suelo y hasta en el aire. Todavía no se tienen políticas y prácticas para contener o procesar los desechos humanos, los residuos industriales, la basura y la contaminación del aire por las emanaciones de motores en general. Igualmente, nuestros habitantes de los altos siguen quemando el monte para sembrar y los campesinos de los valles siguen quemando la soca y la caña de azúcar, todo ello, en algunos momentos ha creado verdaderas nubes de humo contaminante.
     
    Urge una Secretaría que vea todo esto, que coordine los trabajos de otras secretarías relacionadas con el medio ambiente como la de Agricultura. Que coordine los trabajos de los municipios, que son los más afectados, que cuide las “Áreas Protegidas” y que busque y cree nuevas áreas a proteger.
     
    Que realice investigaciones para recuperar especies en peligro de extinción, para reforestar montes y valles, para renovar mantos acuíferos y vigilar que no se contaminen arroyos, ríos y mar; una Secretaría que proponga leyes y reformas legales y que las aplique con transparencia y honestidad.
     
    ¡Que puede haber corrupción! Pues claro que sí, pero toca a la sociedad, al congreso, las organizaciones sociales y los ciudadanos vigilar que esa Secretaría cumpla su cometido y se sujete a la ley. Lo peor sería seguir como vamos, hacia un “suicidio ambiental”.
     
     

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