"La seguridad, ¿para cuándo?"

Editorial

Sinaloa ha vivido en las últimas semanas hechos de violencia con un alto impacto social, en el que maestros, un constructor, un abogado y un periodista han perdido la vida a manos del crimen organizado.

Pero no han sido los únicos. Tan solo la semana pasada, en Sinaloa asesinaron a 37 personas, que forman parte de los 659 crímenes que han privado de la vida a algún sinaloense durante este año.

Y no, esto no puede ser normal, a pesar de que Sinaloa siga cargando con el estigma de un estado violento. Las estadísticas, que muestran a Sinaloa como una de las entidades con más violencia del País no deben servir de consuelo a nadie, ni siquiera a quienes tienen la responsabilidad de gobernar.

Y no, tampoco puede ser normal que la violencia, con víctimas de por medio, se reproduzca en un contexto donde las acciones de seguridad se han visto reforzadas con la participación de corporaciones y fuerzas federales en apoyo de las locales.

Y no, no es normal que sean las autoridades las que intenten normalizar los niveles de violencia en Sinaloa proclamando resultados en una estrategia de seguridad de la que no se conoce ni principio ni fin.

El Estado necesita cambiar, de manera urgente, la narrativa que a diario se está escribiendo con balas. Pero esto no se va a lograr mientras las acciones a las que alude el Gobierno del Estado, Quirino Ordaz Coppel o alcaldes como el de Mazatlán, no tengan resultados tangibles.

Y el talón de Aquiles de la seguridad en Sinaloa sigue siendo el del homicidio y lejos de verse una disminución con las estrategias a las que se hacen referencia, pero que se desconocen, los muertos de la violencia en la entidad siguen en aumento.

¿Qué las policías en Sinaloa necesitan de vehículos aptos para su labor? Sin lugar a dudas, como también requiere de elementos bien calificados y equipados. Sin embargo, lo más importante que requiere el Estado es de estrategias y acciones concretas.

Pero hasta ahora, la seguridad que debe calmar a los sinaloenses, la seguridad que ya se ha vuelto un reclamo y una necesidad, la seguridad que quien gobierna debe de ofrecerla, hasta ahora, no está.