"La tibieza de Rocha Moya"

Rubén Rocha Moya da la impresión que se ha vuelto un hombre tibio con el paso de los años, parece que el sentido de oportunidad no lo sacude para convertirlo en ganancias, sus reflejos políticos ya no son los mismos de hace 19 años, cuando fue candidato a gobernador por segunda vez.

Hoy son los de un hombre que medita mucho las palabras buscando no equivocarse, no decir una palabra de más, vamos, ni siquiera en el tema que tanto le apasionó, como fue la defensa de la UAS, parece sacarlo de su letargo y con ello muestra debilidad, mientras comete un grave error de cálculo político electoral.

Y es que teniendo una larga y fructífera trayectoria de lucha universitaria, y la oportunidad de actualizarla con creces en un escenario favorable, pareciera desaprovecharla diciendo que lo que hay en ella es un asunto de los universitarios (Escúchese la entrevista que da en El Raite) que son ellos los que deben decidir qué es lo que quieren para su institución.

Y tiene razón, la solución a los problemas que tiene la UAS deberán salir de los propios universitarios, pero él anda en campaña y no dando clases de política, por lo que debería buscar con fines legítimos el antídoto a los innumerables ismos que apabullan a la institución rosalina, mientras eso no ocurre, Héctor Melesio es quien llena ese vacío con todo lo que eso significa en términos de control y sometimiento. Obliga, pues, a quien aspira a obtener el voto de los sinaloenses, y más siendo el último rector de una generación que impulsó el proyecto de Universidad Democrática, Crítica y Popular.

Rocha Moya para muchos debe plantear la agenda del cambio en el estado haciendo eco de lo que impulsa López Obrador para el País con el Proyecto de Nación, abrir el debate público, sobre todo, pero especialmente de la universidad sea por razones de memoria, programáticas o necesidades político-electorales para hacer justicia a su dicho de que “sigue siendo el mismo”, que su paso por la burocracia priista no le cambió, sólo le atropelló algunos años.

Cuén en este proceso electoral no dejará ninguna oportunidad de imprimir a su campaña la impronta de que ha sido un renovador en la UAS, omitiendo claro en lo que devino, lo que propició su autoritarismo, pero tengo dudas sobradas que Rocha Moya salga a reivindicar con el vigor de los ochenta una Universidad diferente, vamos, como presume que la dejó.

Ciertamente no son los temas naturales de una disputa por un escaño en el Senado de la República que deberían estar orientadas más a las tareas legislativas, pero es imposible que en  Sinaloa el debate se centre en la política exterior o el perfil de los embajadores, sin aterrizarlos en los temas sensibles de la vida pública sinaloense, que convenza al electorado, el que va a votar.

Y en este caso ir por una franja importante del electorado, el voto de los universitarios de dentro y fuera de la Universidad que están a la expectativa de lo que pueda dejar la competencia entre Cuén Ojeda y Rocha Moya.

Quizá por eso el siempre disciplinado Guerra Liera se adelanta y dice que “ningún candidato o partido” podrá realizar actividades de proselitismo político en los espacios universitarios salvo claro, el de casa.

Pero se equivoca Guerra Liera, la mayor de las campañas no se llevará a cabo en los encuentros físicos de candidatos y electores, sino como ya está sucediendo en las redes sociales. Vamos, las miles de computadoras universitarias están al servicio de la información política como también los celulares, tablets, etc. Entonces, el rector se exhibe en su parcialidad, militancia pasista y cuenismo.

Y  claro que el tema de la UAS será ineludible siendo dos ex rectores los adversarios por la posición del Senado, ya en la entrevista mencionada se hizo patente el interés del entrevistador para saber qué piensa hoy Rocha Moya sobre la UAS y las respuestas me parece fueron tibias para la dimensión del problema que lastima a esa institución de mil batallas, y que hoy pareciera huérfana de apoyos.

Vamos, esta competencia involucra a exponentes de las dos grandes corrientes históricas que han dominado el imaginario político de la UAS de los últimos casi cincuenta años: la izquierda a secas y el cuenismo.

Incluida esa izquierda tan cuestionada, que representa Audómar Ahumada, que haciendo real politik se olvida de la afrenta que le infringió el cuenismo hace unos meses cuando no le permitió el acceso a las instalaciones para depositar una ofrenda a Eustaquio Buelna y a los mártires de la lucha estudiantil de principios de los años setenta y en ese olvido coyuntural, estrechar a lo alto y fuerte la mano de Cuén Ojeda en señal de que viene un triunfo inevitable.

A Rocha Moya en esta contienda por los votos para el Senado, se le va estar cruzando el tema de la UAS y tendrán que defender con mayor convicción sus posiciones, si las evade se verá como un pusilánime, alguien que no merece el voto de los universitarios más conscientes, repito, de dentro y fuera de la casa de estudios.

Historia, pues, obliga.

Finalmente, en las primeras apariciones públicas me pareció que Rocha Moya no está decidido a confrontar a Cuén Ojeda, montarse en lo múltiples negativos que tiene el dirigente del PAS, algunos dirán que es cautela, que todo a su tiempo y que no hay que comer ansias,  el problema es que las campañas están aquí en las mal llamadas precampañas y no debería haber tiempo que perder, de lo contrario serán otros los que capitalicen los negativos de Cuén Ojeda.

Veo a lo lejos a un PRI dolido con la opción electoral adoptada por Cuén y es de esperar reacciones para debilitar la alianza PAN-PAS, y en ese vértice no hay que dejar de ver a Manuel Clouthier, que se meterá a la pelea y sabe dónde puede quitar votos al PAN y ganar los sectores críticos del cuenismo.

Así que la biografía y la necesidad política, llaman.