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"OBSERVATORIO"

"La ventanilla secreta de Sergio Torres. Ponerle, ¡ya!, un dique a los corruptos"

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OBSERVATORIO

    Durante los primeros meses del Gobierno de Sergio Torres Félix operó en Culiacán una oficina -algo así como paramunicipal de la corrupción- a donde los proveedores con quienes el Ayuntamiento tenía adeudos debían acudir a gestionar el pago.

    Al sentarse a “negociar” se les imponía una condición inflexible: entregar en efectivo, sin exigir recibo o comprobante, el 20 por ciento sobre el total del monto del cheque que recibirían.

    Algunos empresarios, desesperados por ingresar a sus quebrados negocios ese dinero que les quedó debiendo el alcalde anterior, Aarón Rivas Loaiza, accedieron a pagar el “diezmo” y nunca supieron si aquel despacho, atendido por una mujer en la calle Paliza, se instaló por órdenes de Torres o por indicaciones del tesorero municipal, Edgar Kelly García.

    Como dice el corrido de “La banda del carro rojo”, la verdad nunca se supo, nadie acudió a denunciar. Pocos se quejaron posteriormente en privado ante el edil y este ordenó que les reintegraran el dinero rapiñado.

    ¿Cuántos millones de pesos cayeron a esta madriguera del ratón? La cuenta es fácil de sacar si el adeudo que dejó Aarón Rivas con 655 proveedores ascendía a 451 millones de pesos.

    A las semanas desapareció la ventanilla de la ignominia. Lo que quedó es el hartazgo de culiacanenses a los que la corrupción institucionalizada los golpea en forma recurrente. La sensación de orfandad de Gobierno, cuando la autoridad es el ladrón al mismo tiempo.

    De ese tamaño es la corrupción en Culiacán, referencia más inmediata de lo que ocurre en todo Sinaloa. Desde el inspector municipal que llega cada semana a una oficina de la Universidad del Golfo de California a exigir 500 pesos para no multar a la institución, por colocar en un poste de la luz la publicidad sobre la oferta educativa, hasta el empleado de la comuna que pasa “charola” entre los puestos del mercado del Infonavit Humaya, para hacer como que no ve insalubridad y precios alterados. O la baja calidad de la obra pública porque un buen gajo del presupuesto se fue al caño de la corrupción (remember par vial).

    Y, más terrible aún, son esos servidores públicos los que se pretenden u ocupan importantes cargos de Gobierno. Indignado, un lector me reclamaba ayer por mencionar a Sergio Torres como prospecto de Quirino Ordaz Coppel para ocupar la Secretaría de Desarrollo Social y Humano. Igual pudo encolerizarse cuando Juan Pablo Yamuni, el fallido zar anticorrupción del Gobierno de Mario López Valdez, se trepó a una curul en el Congreso del Estado.

    Hay que ponerle un alto a esto. Sinaloa ha pagado altos costos y consecuencias por permitir en silencio que entre a nuestras vidas el cáncer de la corrupción. ¿Acaso no fue esta podredumbre la que hizo que cayera una techumbre en construcción, el 16 de julio en Culiacán, muriendo cinco albañiles? ¿No es la misma pudrición que está debilitando los pilares institucionales de nuestro estado?


    Reverso

    Una estatua para Sergio,
    A proponerlo procedo,
    En aquel lugar egregio,
    Junto a Chuy Toño y Toledo.

     

    Cuenta regresiva

    Carlos Felton González le está dando un ultimátum a su equipo de defensores (abogados y panfletarios) para que lo saquen de la crisis de imagen en que está.

    Alcalde: los mazatlecos ya empezaron la cuenta regresiva que lo llevará a la degradación y hasta el momento no se han inventado balsas que floten en los albañales.

     

    alexsicairos@hotmail.com

     

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