"Lo que dice el silencio"

Editorial

Las acciones que emprenden quienes gobiernan no son ni deben ser un “secreto de Estado”. Son, al final de cuentas, acciones públicas que tiene que ver con toda la población.

Sin embargo, al menos en Sinaloa, las diferentes autoridades parecen asumir como un asunto de propiedad privada el tema de los asuntos de interés público, para no informar y no comunicarse con quienes gobiernan.

Y ese afán de no informar, de guardar silencio cuando los demás piden respuestas, es lo que ha provocado entre los sinaloenses incredulidad en las decisiones que toman las autoridades.

¿Que se está trabajando para mejorar la seguridad del Estado? ¿Cómo, cuándo, dónde, quiénes? Son las interrogantes, sin contar las descalificaciones, por encima de los elogios.

¿Qué Sinaloa va avanzando que hasta hay más inversiones? ¿En qué momento pasó eso? ¿En dónde están? ¿Quiénes se están beneficiando? La duda por encima de posibles hechos concretos que la autoridad trata de difundir.

¿Que la imagen del Centro Histórico de Mazatlán va a mejorar? ¿Es en serio? Y después de reparar las calles, ¿ya no las volverán a abrir? ¿Va a funcionar el drenaje, ahora sí? ¿Soportará el “adoquín” que están colocando? ¿Y por qué no se han dado a conocer todos los detalles de los proyectos? ¿A cuántas empresas se les dieron contratos?

¿Que los últimos crímenes que se han cometido en Sinaloa ahora sí se van a aclarar? ¿Por qué confiar ahora cuando aún hay cientos de casos que siguen sin resolverse? ¿Hay voluntad y sobre todo capacidad para lograr? ¿Cuándo va a suceder eso?

Estas son solo algunas de las preguntas que pueden hacerse y que seguro hay más, en una sociedad que deja de creer en quienes gobiernan, porque han optado por el silencio, por la imposición de decisiones y de proyectos sin atender el interés colectivo.

Y es más factible que la sociedad espere que la economía en Sinaloa no mejore ni lleguen los empleos que muchos están esperando, que las calles del Centro de Mazatlán vuelvan a abrirse dentro de un año y que la impunidad en los hechos delictivos siga prevaleciendo.

La sociedad necesita creer en quienes gobiernan, pero quienes están en el Gobierno, no están interesados, por ahora, en ganarse esa confianza. Y eso, en nada ayuda a tener un mejor Estado.