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"Opinión"

"López Obrador y un gobierno de calidad"

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14/03/2018

    Carlos Elizondo Mayer-Serra

    Tiene razón López Obrador cuando argumenta que en la gran mayoría de los casos no se requiere modificar las leyes existentes. Se necesita gobernar bien. Trabajar más y ser honesto. Así lo defendió en su presentación en la Convención de la Asociación de Bancos de México el pasado viernes en Acapulco.
    Sin embargo, no basta prometer con echarle ganas. Se requiere una estrategia. Ya vivimos cómo la promesa de gobierno empresarial eficaz de Fox, con sus head hunters para reclutar a los mejores terminó en un gabinete Montessori. También hemos visto cómo el regreso de quienes sí sabían cómo usar el poder, nos tienen en la mayor crisis de seguridad de la historia reciente de México y sin poder concluir ni un tren de México a Toluca.
    Importa por ello entender cuál es la estrategia para tener un gobierno de calidad. ¿Qué ofrece López Obrador para lograrlo? A él. Ése fue el hilo conductor de su presentación en Acapulco, ante los financieros de este país, hábilmente manejada en su segunda parte por una entrevista a cargo de Leonardo Curzio.
    ¿Cuál es su plan contra la corrupción? Su honestidad. En su visión del mundo, la corrupción viene de arriba hacia abajo, si hay honestidad en la cabeza, o sea él, tendremos una administración honesta. Contra la crisis de la inseguridad, ofrece, como ya lo hemos visto en los dos últimos sexenios, el mando único. Cuando en la entrevista, Leonardo Curzio lo presionó al respecto, no desarrolló si era necesaria una reforma constitucional y las particularidades de ésta. La respuesta fue sencilla: la Constitución hoy le da al Presidente el mando sobre las fuerzas armadas. Lo ejercerá. Se reunirá con las fuerzas federales todos los días a las 6 am para coordinar su trabajo. Lo de la coordinación como llave mágica fue el mantra de la presidencia de Peña Nieto los primeros tres años… lo de levantarse a las 6 am ciertamente no. Para evaluar si los contratos petroleros son lo mejor para el país, López Obrador narró como el venir de una familia de comerciantes le enseñó a hacer cuentas. Por ello, él sabrá cómo evaluar qué es lo mejor para el país.
    El liderazgo importa. Puede ser determinante en un comercio pequeño, pero a nivel nacional se requiere contratar a un buen equipo, saber delegar y tener una estrategia clara para fortalecer las capacidades burocráticas del Estado. Esto es crucial para tener un gobierno de izquierda, cuyo objetivo es intervenir en diversas áreas de la economía. 
    El equipo de colaboradores propuesto por López Obrador, salvo un par de excepciones, es o de plano inexperto, como el propuesto secretario de Sedatu, Román Meyer Falcón, de 34 años, cuya referencia parece ser su padre, Lorenzo Meyer, o experto en otros ámbitos, como la presunta secretaria de Economía, Graciela Márquez, muy buena historiadora, experta en economía del Siglo XIX, pero sin antecedentes como funcionaria pública y quien sería responsable de continuar la negociación del TLCAN, o experto en un mundo ya pasado, como el propuesto para secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, de 81 años de edad, cuyo último cargo público fue ser subsecretario en esa Secretaría en el sexenio de López Portillo….
    Contrario a la idea de reclutar a los mejores, les bajará el sueldo a los altos funcionarios. Para un funcionario hoy en retiro y muy bien pensionado, como la ex Ministro Olga Sánchez Cordero, agregar a su pensión de 258 mil pesos más gastos de representación y 5 asistentes con sueldo promedio de 40 mil pesos mensuales, un sueldo de secretario, el que sea, es lo de menos. Sin embargo, para funcionarios sin pensión en áreas de alta responsabilidad, un salario menor puede llevar a la renuncia de los cuadros técnicos de mayor calidad y valor en el mercado de trabajo que le dan cierta coherencia a la administración pública.
    Para tener un buen gobierno se requiere además tenerlo cerca. La idea de descentralizar las secretarías a lo largo de todo el país es muy popular, pero sería operativamente un desastre. Sólo el trasladar a las secretarías a sus nuevos hogares, (sólo quedarían en la Ciudad de México dos de ellas) sería muy costoso y generaría caos por un largo tiempo. Todo lo contrario a un gobierno eficaz. De cumplirse el traslado, la coordinación entre las entidades sería muy complicada. No sólo el secretario tiene que coordinarse con su jefe y con sus colegas, sino que muchos funcionarios tienen responsabilidades horizontales que requieren reuniones recurrentes. La tecnología no ha resuelto bien la necesidad de las juntas cara a cara.
    El gran activo de López Obrador es él mismo. Logró crear Morena de la nada y transformarlo en el partido con mayor intención de voto hoy. Si gana la Presidencia, será validado cómo un líder visionario y donde la terquedad será vista como una más de sus virtudes. Será aún más difícil llevarle la contra de lo que se comenta que fue trabajar con él en el gobierno de la Ciudad de México. Seguramente pesarán mucho sus hijos, como lo han estado haciendo en la campaña. Prepárense para un gobierno chafa si gana el uno de julio.
    @carloselizondom
    Profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey.

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