|
"Dueñez*Empresaria"

"Los límites de la tolerancia"

""
DUEÑEZ* EMPRESARIA

    La tolerancia termina donde las personas pierden su dignidad y la sociedad se vuelve barbarie.
    Los latinoamericanos hemos desarrollado una capacidad de tolerancia que rebasa los límites de la cordura y la justicia. Seguimos creyendo que nos falta mayor estímulo. Pero lo que sucede a nuestro alrededor nos tiene sin cuidado. Parecemos autistas hacia nuestras realidades.
    Toleramos, en el caso de Colombia, que un Presidente abuse de sus facultades para indultar y gratificar a un grupo de criminales que durante décadas vivió del robo, el secuestro y el narcotráfico, en aras de firmar un acuerdo de paz que ultraja la dignidad del pueblo colombiano.
    Además de perdonarles todos sus delitos, también a los líderes de las FARC les ha regalado dinero ajeno, les ha asegurado trabajo y les distribuye cargos públicos hasta de legisladores. ¿Qué se puede esperar de una sociedad donde su máximo dirigente se burla del pueblo de esa forma, dándole poder a los criminales para hacer leyes? Y todavía lo galardonan con un premio Nobel. Intolerable.
    Toleramos, en el caso de Cuba, que dos hermanos dirigentes hayan convertido a una nación en el patio de sus rencores, destruyendo la libertad de su pueblo, acabando con toda posibilidad de progreso, convirtiendo a uno de los países más avanzados de América en uno de los más atrasados.
    Además de permitirle a Fidel Castro acabar con su pueblo, le hemos aplaudido durante décadas sus “ideas revolucionarias”, su carisma, y le hemos permitido la exportación de su sistema totalitario convirtiéndolo en un “prohombre de la historia”. Miserable villano de cuarta.
    Toleramos, en el caso de Haití, que gobernantes corruptos (como la mayoría de nuestros gobernantes), trafiquen con medios de ayuda internacional, dejando que una parte importante de su población muera de hambre.
    Además de dejar que esta nación mantenga su estatus de uno de los países más pobres del mundo, ni siquiera analizamos opciones para ayudar al pueblo haitiano. Nos da lo mismo que diariamente mueran 2 ó 20 ó 200 niños. Ni siquiera tenemos una idea, ni nos importa.
    Toleramos, como en el caso de México, que los políticos de todos los partidos, al llegar al poder, se repartan el botín de los bienes públicos y los utilicen para sus intereses particulares.
    Después de haber aguantado gobiernos corruptos durante décadas, que abusaron de sus puestos y dejaron ir valiosas oportunidades de crecimiento y desarrollo social, ahora vamos a elegir a un gobierno populista que nos llevará a peores niveles de subdesarrollo. Pero a nadie le importa.
    Pero todo tiene límites, y también la tolerancia. Hay situaciones donde tolerar se traduce en ser cómplices del crimen, en matar a nuestros niños, en carencia de sensibilidad y de principios, en descuido total de nuestro futuro.
    No podemos tolerar a aquellos que empoderan a los bandidos, a quienes lucran con la hambruna de su gente, a quienes abusan de la ingenuidad de sus votantes.
    No podemos darnos el lujo de ser tolerantes con los que asesinan inocentes, con los abusadores sexuales de los infantes, con los destructores del medio ambiente, con los que dilapidan el bien común.
    No podemos permitir que los mafiosos gobiernen nuestros países o ciudades, que los mentirosos nos engañen con promesas imposibles de cumplir, que nuestra región siga cayendo en la total irrelevancia.
    No podemos ser tolerantes a este nivel. No podemos dejarnos a ese grado. No debemos dejarnos dorar la píldora. En este mundo tan cambiante unas regiones prosperarán y otras se estancarán. No permitamos ser de estos últimos.
    La tolerancia sin límites conduce a la tiranía. Si no ponemos un alto a nuestra dejadez, vamos a presenciar la dictadura de una percepción del mundo que negará todas las demás.
    Los límites de la tolerancia están en el respeto al derecho ajeno, en las fronteras del sufrimiento, en la libertad de los demás. La tolerancia se acaba donde las personas pierden su dignidad, donde la sociedad se vuelve la selva, donde predomina la barbarie.
    Todo tiene límites, también la tolerancia, pues no todo se vale en este mundo.

    c_dumois@cedem.com.mx
    http://www.cedem.com.mx
    Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.
    * “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.

     

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!