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"Opinión"

"Los mensajeros no son el enemigo"

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19/09/2017

    Joel Díaz Fonseca

    jdiaz@noroeste.com

     

    Si la realidad no fuera tan lastimosa y tan cruel, moverían a risa las declaraciones delGeneral Juan Ernesto Antonio Bernal Reyes, comandante de la Tercera Región Militar, acusando a los medios de comunicación de exagerar en el tema de la seguridad pública.

    Según sus propias palabras, el asesinato de un joven y las heridas sufridas por otro, la quema de varias casas y vehículos, y el saqueo de un abarrote la madrugada del martes de la semana pasada en el municipio de Concordia, es “un brote aislado”.

     

    La percepción que se tiene de inseguridad en el sur del estado, dice, es culpa de los medios, que exageran en la cobertura y difusión de ese tipo de hechos.

     

    Son brotes aislados, sí, que se multiplican justamente por la percepción que se proyecta en los medios”, manifestó el jefe militar.

    Se puede criticar la manera en que los medios difunden los hechos de violencia, pero no el que les den cobertura y lleven cuenta de los delitos, sobre todo de los homicidios.

     

    Creo que difícilmente haya medios que estén inventando la comisión de hechos delictivos. Las propias estadísticas de las autoridades policiacas estatales y municipales corroboran el incremento de los delitos.

     

    Me remito tan solo a los titulares de la nota roja del domingo: Matan a un menor en un parque; Muere en hospital hombre herido; Asesinan a un hombre en una colonia de Mazatlán; Decapitan a uno en Concordia.

     

    Y si nos vamos a la página policiaca de los días y semanas anteriores nos encontraremos la misma situación. De enero a julio de este año se disparó el robo de vehículos, alcanzando la cifra de 4 mil 303 unidades, lo que da un promedio de 20 vehículos robados diariamente.

     

    De acuerdo con cifras oficiales de las fiscalías y procuraduría de Justicia de diferentes estados de la República, Sinaloa sigue estando entre las ocho entidades con más robo de vehículos.

     

    No son exageraciones de los medios…

     

    La emigración de personas de las zonas altas de los municipios del sur a la cabecera municipal de Concordia y a otros municipios por causa de la violencia, tampoco es una exageración periodística.

     

    Y los medios tampoco inventaron el cierre total o parcial de 30 minas en el sur del estado en los últimos tres meses.

    El cierre de seis empresas extractoras derivó en el cierre de las minas y el desplazamiento de 750 personas, según declaraciones de empresarios mineros afectados y reportes de la Secretaría de Desarrollo Social.

     

    La Comisión de Defensa de los Derechos Humanos ve incluso con preocupación el desplazamiento de familias y ha urgido al gobierno de la República a que solicite la intervención de la ONU y la Cruz Roja internacional para que se atienda a los desplazados por la violencia en la zona serrana del estado.

     

    Óscar Loza Ochoa, ex presidente de las dos comisiones de defensa de los derechos humanos en Sinaloa, señaló en julio que alrededor de mil familias abandonaron las comunidades de Chirimoyos, La Petaca y La mesa del carrizal, en el municipio de Concordia, debido a las amenazas de grupos armados, que atacaron y saquearon viviendas.

     

    Familias enteras abandonan sus casas y sus pertenencias por el miedo a que cumplan sus amenazas los grupos armados que tienen copadas las zonas altas del municipio de Concordia y de municipios vecinos, convertidos en “tierra de nadie”, con todo y la presencia del Ejército.

     

    Se entiende que el comandante militar busque tranquilizar a la sociedad sinaloense, principalmente a las familias de Concordia y de los municipios aledaños, pero es incorrecto que culpe a los medios por informar sobre la violencia que azota al estado.

     

    Esto no es nuevo, los gobiernos de todas las latitudes y de todas las épocas han buscado siempre la manera de desprestigiar a quienes los critican.

     

    No dista mucho de lo que relata la película Maten al mensajero, basada en la novela de Nick Schou del mismo nombre y en el libro Dark Alliance, de Gary Webb.

     

    Con la complicidad de medios de gran tiraje y grande audiencia, la CIA emprendió una campaña de desprestigio contra el periodista californiano Gary Webb, por poner al descubierto las conexiones de altos mandos de aquella con el mundo de las drogas a fin de recabar fondos para financiar a los contras nicaragüenses en la década de los 80.

     

     

    Las autoridades se equivocan cuando culpan a los medios por informar sobre los hechos violentos, cuando lo que deben hacer es lanzarse con todo en contra de quienes tienen a la sociedad en un puño. Ellos son el enemigo.

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