"Los 'prietitos' de Vega Prieto. Congreso: auditar al Auditor"

Con la muerte de Marco Antonio Fox Cruz en lo que siempre se consideró como accidente automovilístico sin efectuar los peritajes especializados, llegó a la Auditoría Superior del Estado el mochitense Antonio Vega Gaxiola, un hombre del círculo leal al entonces Gobernador Mario López Valdez, sumisión que demostró de principio a fin. 

El caso es que Fox Cruz, quien al desempeñarse como titular de la ASE perdió la vida en un extraño percance carretero, el 17 de abril de 2014, poseía ya la radiografía completa de la corrupción que emanó en los tres primeros años del sexenio malovista e inclusive, para reforzar la aplicación de sanciones, había pedido el apoyo del entonces Auditor Superior de la Federación, Juan Manuel Portal. 

A Malova y al propio Antonio Vega Gaxiola les cayó como del cielo el fallecimiento de Fox Cruz porque a partir de dicha tragedia inició el desgarriate financiero y administrativo que hoy todos los sinaloenses conocemos y, dicho con toda certeza, nunca se hubiera perpetrado con el Auditor Mayor designado en 2008, en el Gobierno de Jesús Aguilar Padilla.

Desde su cuño malovista, Vega Gaxiola entendió que reinaba en el malovato la ley de Herodes, "o robas a te jodes", y entró a la misma línea de rapacería siendo que por la función que le encomendó el Congreso del Estado, debió combatir la corrupción. Seguramente pensó que se iba a ver extraño si no arrastraba igual cola que los deshonestos en el poder. 

Entonces concretó aquel negocio que hoy es el origen de corrupción generalizada en las administraciones públicas del ex Gobernador Malova y los ex Alcaldes. A través del despacho Vega Prieto y Asociados, que dejó a cargo de su hijo, celebró contratos con los Ayuntamientos para subsanarles las irregularidades que él mismo les señalaba en las cuentas públicas.

Ahí empezó esa dualidad ilegal de auditor y al mismo tiempo asesor que "enderezaba" las cuentas públicas de los gobiernos estatal y municipales. El negocio no fue cualquier cosa: iniciaba a través de cursos que vendía en 40 mil pesos a los alcaldes y enseguida venía la intervención del despacho para arreglarles sus informes contables semestrales. 

Vega Acuña era el que negociaba directamente y su hijo el que hacía el trabajo. Y no conforme con enlodarse él, involucraba a personal bajo sus órdenes, entre estos al director jurídico, Inés Leyva Castro, a la auditora especial de informes y seguimiento, Janeth Fabiola Tostado y la auditora especial de seguimiento financiero, Nora Salazar Ayón. 

Entre las omisiones que el Gobierno de Quirino Ordaz Coppel le ha encontrado al desempeño de Vega Acuña está la de "perdonarles" a los funcionarios estatales y municipales las obligaciones de reembolsar recursos públicos, pues el Auditor las convertía en simples sanciones administrativas. 

Todo esto toca, por supuesto, al Congreso del Estado que durante más de dos años fue dejado como el tonto de la película de peculados cometidos por Malova y los Alcaldes. Y así quedará, como una anécdota de ladrones y un Auditor Superior del Estado que fue cómplice y pillo a la vez.

Re-verso 

Resultó ser todo un genio 

Antonio Vega Gaxiola, 

Que les ocultó la cola, 

Durante todo el sexenio 

Una de cal 

Hay que reconocerle al Alcalde de Mazatlán, Fernando Pucheta, la detección oportuna de irregularidades en el remozamiento de la calle Juárez, en el centro histórico. De no haber sido por la supervisión del Ayuntamiento esto se habría convertido en otra obra chueca de esas que resultan de la confabulación entre constructores y autoridades municipales. Y no. Esta vez Pucheta se puso buzo. 

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