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"OPINIÓN"

"Me puse la vacuna de la influenza y me saqué la lotería"

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    Llegó el otoño. Y con el otoño llega la vacuna contra el virus de la influenza. Y con dicha vacuna vienen los mitos y los dimes y diretes. Es cierto, hay ciertos aspectos discutibles sobre la efectividad de esta vacuna. Al ser el virus de la influenza tan cambiante, hay años que es buena y otros en los que no lo es tanto. En este 2017, en particular, los virus que han circulado son bastante parecidos a los de la vacuna (1). 

    Pero aún asumiendo que este año pudiera brindar una buena protección, habrá muchas personas que no se la querrán poner, incluyendo médicos. Las razones serán variadas: “no me acordé”, “se me pasó”, “le tengo miedo a las inyecciones” (cosa que nadie quiere confesar), o “una vez me la puse y me dio un gripón”. Las primeras son pretextos, pero son entendibles. Esa última es mera desinformación. 

    En términos generales, hay dos grupos de vacunas de influenza. Unas son inyectadas y las otras son intranasales. Las vacunas inyectadas están hechas de virus inactivados. Algunas incluso, como una llamada “recombinante”, ni siquiera tienen el virus entero sino que están hechas de proteínas de éste. En cambio, las intranasales sí contienen el virus “vivo” pero debilitado. Entendiendo esto podemos comprender qué efectos secundarios esperar. 

    En el caso de la vacuna intranasal, la cual generalmente ni nos llega a nuestra localidad y que no está recomendada para esta temporada 2017-18, podemos ver que estamos introduciendo directamente a la nariz al virus vivo, aunque atenuado. Por lo tanto, esta vacuna sí puede provocar síntomas respiratorios como mocos. No puede producir influenza pulmonar porque gracias a que está debilitado y modificado no puede infectar las temperaturas más cálidas de los bronquios y los pulmones. 

    En cambio, las vacunas inyectadas no contienen al virus vivo. Por lo tanto, estas vacunas no pueden producir mocos, estornudos, o gripas. Sus reacciones más frecuentes son similares a las de otras vacunas: dolor o enrojecimiento en el sitio de aplicación, dolor de cuerpo y fiebre.

    Debemos entender que asociación no significa causalidad. El que una cosa pase después de otra no significa que la segunda causó la primera. Ejemplo, si hoy por la tarde me pongo la vacuna de la influenza y mañana me saco la lotería, ¿la vacuna ocasionó que me ganara el premio mayor? Obviamente no. Es igual al decir que si hoy me pongo la vacuna inyectada y mañana amanezco con un resfriado, la vacuna lo causó. Si eso pasa, no fue por la vacuna, muy probablemente ya me había contagiado antes y simplemente coincidió. 

     

    1. Blanton L, Wentworth DE, Alabi N, et al. Update: Influenza Activity — United States and Worldwide, May 21–September 23, 2017. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2017;66:1043–1051

     

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