"Mentiras, la ofrenda a Valdez. Nueve meses... y la ley muerta"

Hace nueve meses que el Presidente Enrique Peña Nieto y el Gobernador Quirino Ordaz Coppel dijeron que le harían justicia a Javier Valdez, yendo hasta las últimas consecuencias en la investigación sobre la autoría del crimen. Hoy esa palabra empeñada luce muerta junto a las cenizas del periodista. 

Quizá se referían a las últimas consecuencias que sufren la familia, amigos y colegas de Javier Valdez. Los criminales disfrutan de la ineficiencia de las fiscalías, el derecho a matar fincado en la exención legal por omisión o complicidad y en el imperio de complicidades tejido sobre la Constitución. 

Al cenotafio de Javier Valdez los gobiernos federal y estatal le colocan este día nuevas ofrendas de burla e ilegalidad. Las flores negras de insensibilidad, dolo, desidia e indolencia, que punzan en las heridas por las balas disparadas contra el periodista y escritor, y remueven en el gremio la rabia e impotencia por estar indefensos en la mira de las armas de los gatilleros. 

No hay presuntos responsables del homicidio puestos a disposición de los jueces de control. Lo que sobran son víctimas colaterales del crimen que le quitó la vida al fundador del semanario Ríodoce y corresponsal de La Jornada. Las pérdidas del periodismo valiente, estado de derecho y protesta social están inscritas en las lápidas adyacentes a la de Valdez. 

Las balas que le quitaron la vida inmolaron tantas cosas al penetrar en fila a instituciones, autoridades, programas de gobierno y discursos oficiales. Nunca más debieran ofrecerse los políticos en el poder para ser salvaguardas de las garantías individuales. 

Los periodistas habremos de salir a exigir justicia, ya no a mendigarla, haciendo eco de la demanda que Javier Valdez clamó antes de su inmolación, en resonancia del grito que antecede al sacrificio de inocentes por parte de la delincuencia organizada que a la hora que quiere, en el lugar menos pensado, y en la forma que lo disponga puede cegar la vida de quien sea. 

Maldita la hora en que asesinaron al periodista. Fue también perseverancia robada a reporteros y medios de comunicación que entienden la sentencia del crimen y la pena a pagar por el sector prensa. Aquel mediodía del 15 de mayo se detuvo el reloj del periodismo valiente y sonó la hora de la noticia dada bajo la atosigante sensación de miedo. 

Ahí quedaron muertas, junto al cadáver de Javier Valdez, todas las expectativas del periodismo de denuncia para instaurar aquel modo de comunicación que apenas balbucea información relativa a cualquier tipo de delincuencia, de la que hemos de decir verdades a medias para no invocar el cañón de los sicarios. 

Por eso hay que seguir en pie de lucha. Ausente la justicia cuando matan a un periodista, ese vacío lo tiene que llenar la sociedad porque si lo deja hueco pierde primero una voz de fiar y luego le arrebatan todas las libertades. Y cada ciudadano sin el alma libre se convierte en vida en uno más de los muertos. 

Hoy se cumplen nueve meses de que asesinaron al periodista Javier Valdez y solo tenemos las mentiras de Peña Nieto y Ordaz Coppel. O, ¿por qué no?, la última instancia de los ingenuos que esperamos que de un momento a otro vengan a rescatar la palabra dejada como garantía.

Re-verso 

Esa palabra de ayer,

De justicia al caído,

Es hoy para Javier,

Prólogo del olvido.

Cosechas de ira 

Los productores de granos del sector social que exigen mejores precios para sus cosechas decidieron "pegarse un balazo en la pata" como lo previó el Secretario de Agricultura, Juan Enrique Habermann, y así rengos lograron echar a perder la inauguración de la Expo Agro 2018 y luego forzar el diálogo con el Gobernador Quirino Ordaz Coppel que prefirió darles la cara en lugar de reprimirlos.

alexsicairos@hotmail.com