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"OPINIÓN"

"Mis Memorias"

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23/06/2017

    Mario Arturo Huerta Sánchez

    Diciembre de 1967

    Mesa redonda de la CNIC en Guaymas, Sonora

     

    Se celebró la VIII Mesa Redonda presidida por el nuevo presidente de la Cámara, Jorge Betancourt, electo el mes de abril para el período 1967-1969. Asistimos todos los presidentes de las delegaciones y oficinas en todo el país. Con diversas ponencias de mucho interés. Nos acompañó César Guerra Gándara, Presidente Municipal de Hermosillo y propietario del Hotel en que nos hospedamos.

     

    Un día fue dedicado a visitar el Puerto de San Carlos, el cual quedamos impresionados por la maravillosa obra realizada al construir un centro turístico de primer orden. La población estaba formada por ciudadanos norteamericanos que disfrutaban de la pesca, golf, tenis, caza de palomas y patos. Fue una magnífica experiencia, novedosa para todos.

     

    Al concluir el evento pregunté si alguno de los presentes iban a viajar a Nogales ya que mi esposa Vira y mis hijos habían ido a Nogales por tren, en donde me esperarían en casa de su primo Rodolfo Sánchez Castro y su esposa Beatriz Gaxiola, Chapito era el representante del Gobierno del Estado de Sinaloa para atender las exportaciones que hacían los Horticultores de la CAADES de Sinaloa. De inmediato respondió el ingeniero Gamboa Mascareñas, presidente de la CMIC en Ciudad de Juárez que él iba a volar en su avioneta hacía esa ciudad y que podía levarme a Nogales. Así quedamos de acuerdo en salir del Hotel a las 8:00 a.m. No podía faltar la ya acostumbrada tocada, en el piano de cola que estaba en el comedor, en donde tuve el gusto de acompañar al Presidente Municipal Gándara algunas canciones en las que lució buena voz.

     

    Antes de las ocho de la mañana llamé al cuarto de Roberto Gamboa pero nadie contestó. Me fui al comedor y tampoco estaba ahí, por lo que fui a Recepción en donde me aseguraron que no había checado salida. Preocupado regresé a mi cuarto en el momento que empezaba a sonar el teléfono. Era mi amigo que me dijo que en 15 minutos nos veíamos en el lobby del Hotel.

     

    Salimos hacía el aeropuerto y después  de recoger el plan de vuelo, subimos a la avioneta Cessna de 4 plazas. Una vez que nos acomodamos en los asientos, él de piloto y yo de copiloto despegamos sin ningún contratiempo.

     

    Ya en el aire, Roberto me preguntó si yo sabía pilotear, a lo que traté de contestarle con un relato de inicio diciéndole que aprendí a volar en la ciudad de México en 1944 pero me interrumpió para darme instrucciones de cómo debía yo continuar el vuelo ya que él se iba a dormir porque no había cerrado los ojos en toda la noche.

     

    Me indico altitud, velocidad, rumbo y en el plano me señalo un punto en donde debía virar 30 grados hacia el oriente y finalmente señaló otro punto en donde  debía respetarlo para luego aterrizar en Nogales, Sonora. Al terminar sus indicaciones, se recostó cómodamente en su asiento y en un momento empezaron los ronquidos.

     

    Mientras tanto, yo me trasladé al año 1944, cuando recién iniciadas las clases en la Escuela de Ingeniería de la UNAM mi amigo y compañero de clase Alejandro León de la Barra del Río (hijo del Agustín León de la Barra, ex Gobernador de Distrito Rotario en Mazatlán y Anita del Río) me invitó a tomar clases para aprender a pilotear.

     

    Las clases eran los domingos y el precio era de $ 40.00 la hora. Un domingo del mes de abril del 44, escogimos para iniciar las clases y Alejandro ya estaba volando durante el turno de 10 a 11 de la mañana, y yo le seguí de 11 a 12.

     

    El instructor utilizaba una avioneta Pipper de dos plazas que nos dejó muy bien impresionados por lo sencillo de su manejo. Lo que más gozamos fue es espectáculo maravilloso que podíamos admirar en un ángulo de 220 grados aproximadamente, la Ciudad de México por un lado, los Volcanes Popocatépetl e Ixtacíhuatl por el otro, las Pirámides de Teotihuacán, más lejos Xochimilco, el Ajusco, etc.

     

    Después de varias semanas nuestro instructor nos dejó despegar, volar y aterrizar solos, desde luego teniéndolo a él de nuestro lado. Ni Alejandro ni yo gestionamos la licencia por razones obvias: “no teníamos una avioneta de nuestra propiedad”.

     

    Regresé al presente al distinguir a lo lejos al frente una capa espesa de nubes negras, cosa que alarmado me hizo despertar a Roberto, quién sin mostrar preocupación alguna, me dijo que me fuera por debajo de las nubes y se dio la media vuelta para seguir con su sinfonía de ronquidos.

     

    Al fin llegamos a Nogales sin problema.

     

    Cuando poco tiempo después les platique a mis compañeros de Cámara mi aventura, alguno no recuerdo quien, dijo que a Roberto le daban ataques epilépticos, de lo cual nunca pude comprobar su veracidad.

     

     

     

    Viernes 22 de marzo de 1968

     

    Reunión Fovi en Culiacán

     

     

    Se llevó a cabo la Reunión Promotora de Financiamiento de la Vivienda de Interés Social a la que convocó el FOVI en la ciudad de Culiacán, Sinaloa.

     

    La Inauguración estuvo a cargo del licenciado Alfredo Valdés Montoya, tesorero general del estado de Sinaloa, con la representación del Gobernador Leopoldo Sánchez Celis. Asistieron los licenciados Marcelo Javelly y Enrique Creel de la Barra, Director de Fovi, el arquitecto Joaquín Martínez Domínguez  (que días después le cambiaron el apellido de Domínguez por el de Chavarría, para evitar confusiones con el licenciado Guillermo y su hermano Alfonso Martínez Domínguez y su hermano Alfonso Martínez Domínguez), director del ISSSTE, el licenciado José Morales Rodríguez, de la Asociación de Banqueros, el doctor Jesús Velazco Coppel (mazatleco) sub director de Hipotecaria Bancomer, el ingeniero Alberto Franco Sarmiento del Centro Impulsor de la Habitación, autoridades locales de Culiacán y yo asistí con la Representación del licenciado José Campillo Sainz, Presidente de CONCAMIN, del ingeniero Jorge Betancourt, presidente de la CNIC en Mazatlán. La reunión estuvo muy concurrida ya que asistieron de todo el estado, constructores, banqueros y personas relacionadas con el problema de la vivienda.

     

    Durante este evento presenté una ponencia titulada  “Criterios de la CNIC ante el problema de la vivienda popular” que fue publicada y ampliamente comentada en primera plana del Excélsior del día lunes 25 de marzo de 1968.

     

    En la ponencia se sugiere la modificación de formas tradicionales de construcción sin que las nuevas especificaciones perjudiquen ni el decoro ni la dignidad de la vivienda y en cambio permitan abatir los costos. También señalé la necesidad de una revisión de impuestos federales, estatales y municipales a fin de reglamentar una exención de impuestos para la vivienda popular. En el caso de los constructores, propuse aplicar su técnica y servicios a la construcción masiva de las habitaciones populares, tendientes a reducir costos.

     

    Sugerí que las instituciones de crédito modificaran los criterios para la selección de sujetos de crédito y pedí a las autoridades hacer reservas territoriales dentro de planos reguladores para prever el crecimiento y desarrollo de las ciudades.

     

    El reportero Ramón Morones enviado de Excélsior escribió: “Lo anterior es términos generales, lo más sobresaliente del criterio que en la Reunión del Programa Financiero de Vivienda, que se efectuó aquí, sostuvo el ingeniero Mario A. Huerta, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción, oficina en Mazatlán”.

     

    El encabezado de Ramón Morones en primera plana fue “Solicitan los constructores modificar los reglamentos para reducir costos de casas”

     

    Por la noche fue ofrecida una cena en los Jardines del Motel Tres Ríos. Después de la cena el  licenciado Alfredo nos invitó a tomar una copa en el bar de ese Motel en donde había un piano y algunos instrumentos musicales de un conjunto que ahí tocaba. No tardó mucho tiempo en que nos posesionáramos del estrado: Jesús Velasco tomó en contrabajo, el licenciado Morales Rodríguez la batería, el arquitecto Martínez Domínguez las maracas, clave y bongó y yo el piano, pronto nos acoplamos y tocamos sin parar hasta las dos de la mañana, atendiendo las peticiones de melodías que nos hacía nuestro público que encabezaba el licenciado Valdés Montoya. Después de despedirnos, mi buen amigo y colaborador del Gobernador Sánchez Celis, Germán me hizo saber que el licenciado Valdés se estaba preparando para contender por la Gubernatura de Sinaloa y que deseaba que yo lo apoyara y promoviera en Mazatlán, cosa que hice con los buenos resultados que ya conocemos.

     

     

     

    Abril 1968, Visita a Guadalajara

     

     

    Con motivo del cambio del Consejo Directivo de la Delegación Jalisco de la CNIC, un grupo de consejeros del consejo nacional encabezado por su presidente, ingeniero Jorge Betancourt, viajamos a la ciudad de Guadalajara para asistir al Acto Solemne de [Toma de Protesta del nuevo Consejo presidido por el arquitecto Aldo Corvera  Fermani, de manos del presidente saliente, mi buen amigo ingeniero Jaime de Obeso Orendáin.

     

     

     

     

     

    Mayo de 1968

     

    CNIC vista al Alcade de Monterrey

     

     

    El Consejo Nacional, acompañando al Ing. Jorge Betancourt asistimos el Ing. Salvador Romero, Vicepresidente, el arquitecto Leónides Guadarrama, sub director de Relaciones y el suscrito, consejero.

     

    Atendiendo a una invitación que hizo el Alcalde la de la ciudad de Monterrey, ingeniero César Lazo Hinojosa a la CNIC por conducto de la Delegación de Nuevo León, nos trasladamos a esa ciudad el presidente de la Cámara Nacional ingeniero Jorge Betancourt, el vicepresidente ingeniero Salvador Romero, el arqutecto Leónides Guadarrama sub director de relaciones, el contador Salvador Rojas y el suscrito, consejeros.

     

    En unión del presidente de la delegación local ingeniero Juan Antonio Balli, del ingeniero Juvencio Gutiérrez Villarreal ex presidente de esa delegación y posteriormente presidente nacional, famoso entre los constructores por ser padre de diecisiete hijos, el arquitecto Marcelo Benítez quien cada vez que los fotógrafos tomaban una foto decía; “digan chis pero no se hagan”; arquitecto Héctor González Treviño, ingeniero Ernesto Marroquín Toba y muchos otros, de esa sección, acompañamos al Presidente Municipal, a recorrer diversas obras que había realizado: Centro Deportivo y Mercado Constitución, Centro Cívico, Centro de Artes y Oficios, Obras de Pavimentación, y muchas más todas de beneficio colectivo.

     

    Nuestro presidente Betancourt expresó que “el Presidente Municipal como ingeniero puede apreciar y atacar objetivamente las obras que requiere una ciudad para beneficio de toda la comunidad y dirigiéndose a nuestros colegas de Monterrey les dijo; “tienen ustedes un Presidente Municipal de muchos quilates”.  Después del recorrido tuvimos una reunión local de la cámara y luego nos ofrecieron una espléndida cena en un salón privado  de un restaurante “con piano” al cual ataque con furia hasta la 1:00 a.m. ya que teníamos que salir temprano a la Ciudad de México.

     

     

     

    Julio de 1968

     

    Promoción oficina CNIC en Culiacán, Sinaloa

     

     

    Contando con la aprobación del Consejo Nacional de la Cámara de la Construcción, promoví la instalación de una oficina en la ciudad de Culiacán, coordinándome para ello con el arquitecto Gabriel Tirado M. mandamos publicar una invitación a los interesados el martes 9 de julio en el Motel Tres Ríos de Culiacán en donde me hospedé. A la reunión asistieron más de veinte interesados que aceptaron ser socios, comprometiéndose además a completar una membresía de cuarenta.

     

    Previamente les informé que la oficina sería un órgano de consulta para las autoridades locales en la ejecución de obras en beneficio colectivo. Los exhorté para que cumplieran técnicas y éticamente con sus contratantes para resguardar el prestigio y la honorabilidad de la Cámara y de sus asociados, Dejé instalada esa oficina provisionalmente y nombré al arquitecto Gabriel Tirado, representante de la CNIC en Culiacán el cual se encargó de la inscripción de los nuevos socios y de su organización. Ordené la publicación de un mensaje de agradecimiento de parte de la Cámara a Ingenieros, Arquitectos y a Representantes de Organismos Privados que asistieron a la reunión del día 9.

     

    El haber patrocinado Mazatlán, la oficina de la Cámara en Culiacán fue decisivo para que el Consejo Nacional desistiera de la idea de que Mazatlán dependiera de Culiacán en su primer intento en 1978, fecha en que de oficina pasó a ser una “representación”.

     

     

     

    Octubre 11, 1968

     

    Reunión extraordinaria de la CNIC México

     

     

    El 2 de octubre de 1968, es considerado en México como una fecha vergonzosa y sangrienta por los hechos ocurridos en la Plaza de Las Tres Culturas en Tlatelolco, por el enfrentamiento entre un numeroso grupo de estudiantes y el ejército. Muchos capitalinos (llamados en provincia, chilangos) que presenciaron los hechos, culparon al ejército de haber iniciado la balacera, mientras que otros aseguraron que unos francotiradores dispararon desde los edificios alrededor de la Plaza. Sea quien haya sido quien encendió la mecha, lo cierto es que hubo muchos muertos y desaparecidos que hasta la fecha no se ha determinado oficialmente. (En el mes de enero de 2002, el gobierno del Presidente Fox anunció que se reanudarían las investigaciones sobre ese caso).

     

    Los días siguientes al dos de octubre, los diarios publicaron diversas versiones y opiniones, fueron más las que culpaban al gobierno del Presidente Díaz Ordaz que a los estudiantes. Entre las opiniones de protesta contra el gobierno, destacaron las declaraciones del ingeniero Jorge Betancourt, Presidente de la CNIC que además era Catedrático de la UNAM. De inmediato un vocero de la Secretaría de Gobernación a cargo del licenciado Luis Echeverría se comunicó con uno de los principales contratistas de obras del gobierno miembro de la Cámara, reclamando las declaraciones del ingeniero Betancourt lo cual originó la convocatoria a una reunión extraordinaria del Consejo Directivo que se celebró el viernes 11 de octubre.

     

    Llegué a la Ciudad de México el jueves 10; me hospedé en el Hotel Aristos que habían inaugurado recientemente con motivo de las Olimpiadas del 68 que se inauguraban el sábado 12 de octubre.

     

    El viernes 11 por la tarde nos reunimos los integrantes del consejo con el único propósito de tratar el asunto de las declaraciones del Ing. Betancourt, quién informó que él las hizo en forma personal y que no estaba de acuerdo en rectificar como se lo pedía el Consejo, por lo que el Presidente de la Comisión Ejecutiva le pidió que renunciara, en base a las múltiples quejas de los asociados que se consideraron perjudicados. El ingeniero Betancourt se negó a renunciar, por lo que el presidente de la Comisión le dijo que tendría que poner a consideración del Consejo su baja como director-presidente de la Cámara.

     

    Antes de ello, varios de los consejeros pedimos un receso que nos permitiera hablar con el ingeniero Betancourt para tratar de convencerlo de que rectificara sus declaraciones para que se quedara en el puesto, pero se mostró inflexible en su decisión, aduciendo que rectificarla sería como darle la razón al gobierno, por lo tanto se reanudó la sesión y se procedió a la votación que sólo arrojó un voto a favor del ingeniero Betancourt, el del arquitecto Leónides Guadarrama quién fungía como Subdirector de Relaciones y que de inmediato presentó su renuncia. Una vez que se retiraron de la reunión el ingeniero Betancourt y el arquitecto Guadarrama, el Consejo procedió a elegir como presidente interino al vicepresidente ingeniero Salvador Romero Ordorica quién después de aceptar me propuso para cubrir la vacante que dejó el arquitecto Guadarrama, acordando el Consejo mi nombramiento de Subdirector de Relaciones. Se dio por terminada la reunión que dejó un “mal sabor de boca” entre muchos de los que asistimos.

     

    Al día siguiente, sábado 12 de octubre me trasladé al Estadio Azteca en un taxi del Hotel con mucha anticipación a la hora fijada para la Ceremonia de Inauguración de los Juegos Olímpicos.

     

    Llegué a mi lugar sin dificultad y minutos después de legar a un lugar cercano al mío, el ingeniero Luis Enrique Bracamontes, quién fue maestro mío en la Facultad de Ingenieros en 1944 (1er. Año) y que en 1970 formaría parte del Gabinete del Presidente Luis Echeverría, fui a su lugar a saludarlo y platicamos un rato mientras la gente legaba apresurada a sus lugares, hasta que hizo su aparición en su palco el Presidente Gustavo Díaz Ordaz, quien fue recibido por el público, contra lo que muchos auguraban, con una calurosa ovación.

     

    Se inició el desfile de los  participantes  de los diferentes países, que el público recibió con entusiasmo. Cuando salió la Delegación de México, estalló en gran algarabía y porras. El evento fue espectacular y muy bien organizado bajo la presidencia del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. En esa Olimpiada hubo tres medallas de oro; una para Felipe “Tibio” Muñoz en 200 metros de nado de pecho, Ricardo Delgado en box “peso mosca” y Antonio Roldán en box “peso pluma”. Al salir del estadio me encontré al “Chachito” Tomás de Rueda Alatorre con su tío el “trotamundos” Capitán Miguel Alatorre quienes me ofrecieron levarme al Hotel Aristos, lo cual acepté con mucho gusto.

     

     

     

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