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"Opinión"

"Muerden su propio anzuelo"

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21/04/2017

    Joel Díaz Fonseca

     
    Desde hace varios años llevo un archivo de las declaraciones y promesas de presidentes, gobernadores, y de los políticos en general. Soy fiel creyente de la conseja de que “el pez por la boca muere”, y con mucha mayor frecuencia de lo que quisiera me encuentro con traspiés de no pocos funcionarios, representantes populares y líderes de partidos políticos, que tropiezan en las mismas piedras que lanzaron hacia adelante, buscando que fueran otros los que tropezaran en ellas.
    Es justo lo que le ha ocurrido al Presidente Enrique Peña Nieto. El lunes, en la toma de protesta de la dirigencia del Congreso del Trabajo, salió con la tesis de que la detención (con una semana de diferencia) de Javier Duarte de Ochoa y de Tomás Yarrington Ruvalcava, ex gobernadores de Veracruz y Tamaulipas, respectivamente, es “un mensaje firme y contundente del Estado mexicano contra la impunidad”.
    ¿Un mensaje firme y contundente de qué? Ambos ex gobernadores contaron con todas las facilidades para huir. Y sí, fueron capturados, pero en otros países. Duarte de Ochoa en Guatemala y Yarrington Ruvalcava en Italia, como también fue detenido en el extranjero, en enero del año pasado, el ex Gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdez.
    Todos los mexicanos de a pie somos permanente y minuciosamente vigilados y checados por las autoridades fiscales, implacables contra quien les declare un peso de menos pero exageradamente complacientes con peces gordos como estos y tantísimos otros ex gobernadores y ex funcionarios públicos, que pueden irse del País, muy quitados de la pena, con las maletas repletas de dinero obtenido ilícitamente.
    Dijo el Presidente que “quienes se encuentran en el servicio público asumen la demanda sentida de la sociedad mexicana para que se desenvuelvan invariablemente en su labor con integridad, probidad y honestidad”.
    El Presidente, como cualquier funcionario público, debería saber que el pasado termina por alcanzarlos, y que, como alertan los policías a sus detenidos, lo que digan puede ser utilizado en su contra. Y vaya que el pasado alcanzó una vez más al Presidente.
    Acuciosos periodistas han desempolvado fotos y videos de 2012, que exhiben al Presidente desbordándose en elogios para los ex gobernadores envueltos hoy en el escándalo.
    El 23 de mayo de 2012 asistió el entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto al programa Tercer grado, de Televisa, en donde con aire triunfalista habló de un PRI renovado.
    El video de la comparecencia está en la red, en Youtube. Ahí se ve a la periodista Denise Maerker instar a Peña Nieto a que explique a qué PRI se refiere en el manifiesto que había publicado cuatro días antes elogiando a los nuevos cuadros, porque “ninguno de los gobernadores ha gobernado así”, y cita expresamente a Ulises Ruiz, Mario Marín, Fidel Herrera y Tomás Yarrington”. Puras fichitas.
    Peña Nieto responde que hay una “nueva generación política del priismo”, lo que aprovecha Denise Maerker para pedirle nombres de quienes forman esos nuevos cuadros.
    El candidato cita lo más emblemáticos de ese nuevo PRI: “El Gobernador de Quintana Roo, Beto Borge; el Gobernador de Veracruz, Javier Duarte; César Duarte, Gobernador de Chihuahua, el Gobernador de Campeche (José Ortiz)”, de quienes dice que “forman parte del proceso de renovación del partido”.
    Tercia entonces Joaquín López Dóriga cuestionando al candidato:
    “¿Cómo creer esto del nuevo PRI, si yo veo la lista y es una lista de viejos priistas? Priistas del siglo pasado, incluso priistas de aquel viejo PRI, que ¿ahora en automático, por el cambio de siglo o por la unción de Enrique Peña Nieto como candidato, ya son nuevos priistas? ¿Ya no son lo que fueron?”
    La respuesta de Peña Nieto insistiendo en que con el empoderamiento generacional ha habido un cambio de fondo en el PRI no convenció a sus interlocutores, como tampoco nos convence a la inmensa mayoría de los mexicanos, que seguimos viendo a los gobernantes emanados de su partido depredando y sometiendo a sus gobernados, al amparo de un sistema y de un aparato de gobierno que los deja hacer, que los solapa.
    “Vamos a ganar el futuro que merecemos, no a reinstaurar pasados que superamos”, asentó en el manifiesto del 21 de mayo de 2012. A cinco años de distancia vemos que el partido del Presidente ni el sistema de gobierno han cambiado en lo absoluto. Los gobernantes siguen robando impunemente y sus familias y socios disfrutando sin ningún rubor de lo robado.
    Cambian para que todo siga igual.

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