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"Desde el ICAMI"

"No te quejes, cambia tú"

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03/12/2017

    Luis Alfredo Santana

    Hay que reconocer que prácticamente en cualquier conversación sobre la situación actual llegamos a la conclusión de que las cosas están muy complicadas y no vemos la forma de salir adelante. Hay una sensación de indefensión, dirían los abogados. Esto lleva a muchos a aceptar la situación un poco resignados buscando salir lo mejor librados del enredo, pero sin complicarse mucho.
    Quejarse es un deporte nacional y baste que alguien comente un incidente de cualquier tipo para que se viva una catarsis colectiva que ciertamente no resuelve nada pero que seguramente deja tranquilos a algunos que compartieron sus agobios y preocupaciones.
    Una limitación en el manejo de las situaciones complicadas es que las manejamos desde una perspectiva distante en la que nosotros en lo personal no participamos y entonces no nos debe extrañar que los que deciden lo hacen, en el mejor de los casos, con información incompleta. Participar es algo que requiere, como todo aprenderse, vivirse. No se aprende a participar leyendo libros sobre participación. Se aprende a participar, participando.
    Una primera consecuencia de participar es que se tiene mayor información y eso significa ampliar la perspectiva de las situaciones que desde lejos parecían sencillas de manejar y entonces se entiende mejor por qué cuesta cambiar las cosas. También hay que decir que al participar podemos ayudar con nuestras opiniones a los que tienen esas responsabilidades.
    Es un cambiar el discurso, empezamos no sólo a ver que cosas están mal, algo que es relativamente fácil, sino que empezamos a ver lo que está bien, porque entendemos lo complicado de cambiar las cosas. Nada tan complejo como la realidad.
    Vernos a nosotros mismos como parte de la situación es un primer paso. Tenemos que pasar del ver lo mal que están las cosas a intentar, esforzarnos en encontrar lo que esta bien. A veces tenemos una ceguera de taller. Tengo la oportunidad de viajar por algunas ciudades del noroeste de México y me llama la atención lo bien que hablan de las otras ciudades. Hay un gusto por ver en las otras ciudades lo que les falta en la que viven. La verdad es que todas tienen muchas cosas buenas, pero pasan desapercibidas para los que están ahí. Ver lo bueno requiere esfuerzo.
    Una buena regla es que antes de criticar a las personas veamos las cosas buenas que tiene. Cuando es posible hay que hablar con esa persona a solas. A nadie le gusta que le corrijan en público, eso sólo genera una reacción contraria.
    Si queremos que las cosas cambien tenemos que empezar por nosotros. Cumplir con el trabajo, sabiendo que eso tiene consecuencias si lo hago con interés, dedicación. Cumplir con los deberes es sólo el primer paso.
    No hay que hacer cosas raras para mejorar las cosas, empezando por saludar, por animar a otros a que vean lo bueno de otros, con optimismo y naturalidad. Hacerlo todos los días nos animará a que las cosas cambien, empezando por nuestro círculo cercano, día a día, y eso sólo requiere que lo intentemos, y en consecuencia mejoraremos. No se trata de dar sermones, sino de tratar a la gente mejor.
    Director de ICAMI, Centro de Formación y Perfeccionamiento Directivo. Región Noroeste
    alfredo.santana@icami.mx / @luisalfredo

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