"Nunca digas no puedo"

A Jennifer Brick le quedó grabada una frase que le repitieron sus padres adoptivos: “Nunca digas no puedo”. El pensar que no hay límites fue la filosofía que nutrió su corazón.

Por nacer sin piernas, sus padres naturales la abandonaron en un hospital, pero fue adoptada por Sharon y Gerald Bricker. En el calor familiar, pronto aprendió a caminar y correr apoyándose en sus manos y posaderas. Además, trepaba árboles y realizaba toda clase de suertes.

A los siete años sorprendió a sus padres diciéndoles que quería convertirse en gimnasta, porque Dominique Moceneau –quien era su ídolo y motivación- obtuvo medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1996.

Su padre adquirió una cama elástica y comenzó a entrenarla. Los primeros ejercicios fueron difíciles, pero Jennifer no se dio por vencida y a los 11 años se coronó campeona de gimnasia en Illinois.

“Mis padres no me trataron de manera distinta, así que no entendí el concepto de que era diferente. Sabía que no tenía piernas, pero eso no me impedía hacer las cosas que quería hacer, expresó.

A los 16 años cuestionó a su mamá sobre quién era su madre biológica. Su mamá le dijo: “Siéntate, para explicarte”. Pero ella replicó: “Yo siempre he estado sentada, siéntate tú”. Entonces, le reveló: “Tu apellido biológico habría sido Moceneau”. Fue cuando comprendió que Dominique era su hermana.

Cuatro años después, escribió una carta en la que le dijo: “Casi no podía creerlo. Durante toda mi vida fuiste mi ídolo y resultaste ser mi hermana”. Sin embargo, se abstuvo de contarle que no tenía piernas, para que no fuera demasiada sorpresa.

Actualmente, Jennifer es acróbata en Hollywood y ha hecho giras con Britney Spears. Su frase favorita sigue siendo: “Nunca digas no puedo”.

¿Me pongo límites?

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@rodolfodiazf