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"Opinión"

"‘Ocurrencias sexenales o trianuales’"

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24/03/2017

    Joel Díaz Fonseca

     
    ¿Tiene algún sentido que los gobiernos creen organismos, en los que incluso se invita a participar a la sociedad civil, para luego pasarlos por alto, como es el caso del Instituto Municipal de Planeación de Mazatlán?
    “El Implan”, se lee en el portal de esta institución, “es un organismo público descentralizado, enfocado a la planeación del municipio de Mazatlán, con un enfoque integral y una visión a largo plazo. Está conformado por representantes de la sociedad y servidores públicos municipales encargados de tomar decisiones junto a un equipo profesional con la misión de generar propuestas sustentadas en alto valor técnico y consenso de los actores locales”.
    “El Implan Mazatlán”, agrega el portal, “es creado para incrementar las condiciones de eficiencia urbana que establezcan las bases para la construcción de una ciudad más humana, más sustentable y más competitiva”.
    Con ese enfoque y con la sustentabilidad legal y técnica del Implan, uno esperaría que las autoridades municipales tomaran el parecer de dicha institución antes de proceder a realizar alguna obra, o antes de “tasajear” obras realizadas por administraciones pasadas, como ocurre ahora con el Parque lineal, partido en dos puntos para construir dos glorietas, aparentemente por instrucciones del Gobernador.
    Al menos eso es lo que declaró hace un par de semanas el director de Obras Públicas de Mazatlán, Joel Sebastián García, al preguntarle por qué se determinó meterle mano al Parque lineal para hacer un par de glorietas:
    “El Parque lineal es muy independiente, porque se hizo en otra administración, ahorita la obra de las glorietas es algo específico por parte del señor Gobernador”.
    En diversos foros se ha planteado la urgencia de hacer de Mazatlán una ciudad amigable con el peatón, ya que prácticamente todas las decisiones en materia de vialidad, no solo ahora sino desde hace muchos años, se han enfocado a dar todas las facilidades de tránsito a los vehículos automotores, en detrimento de los viandantes, incluidos los turistas.
    En diciembre del año pasado el Implan presentó el proyecto ejecutivo de la primera etapa del Sistema Municipal de Ciclovías, que, según se explicó entonces, marcará la pauta para los procesos de modernización de movilidad que en Mazatlán deben impulsarse en el corto y mediano plazos.
    “Los principales objetivos de la ciclovía”, manifestó Israel Victoria, director del Implan, “son conceder seguridad al peatón y a los ciclistas, reducir los accidentes de tránsito, promover la utilización de vehículos no motorizados, aprovechar el espacio vial, y eficientar el flujo vehicular”.
    Durante la presentación del proyecto, Xavier Treviño, codirector de Céntrico, una empresa de consultoría en urbanismo, indicó que en las avenidas de Mazatlán existe un escenario caótico porque no hay espacio amigable para el peatón y el ciclista, ni el ordenamiento vehicular adecuado.
    Desde mi particular punto de vista, el Parque lineal va en concordancia con esa necesidad de hacer a la ciudad amigable con el peatón y con el ciclista. Bueno, iba en concordancia con esa vocación incluyente hasta antes de que la actual administración municipal lo partiera para construir glorietas.
    Mis conocimientos en materia de urbanismo y sustentabilidad ecológica son muy limitados, por eso pregunto: ¿Era realmente necesario “partir” el Parque lineal para construir las glorietas, que beneficiarán al tránsito vehicular pero no al peatón ni al ciclista, o estamos simple y llanamente ante la ancestral costumbre de romper y hasta desbaratar lo hecho por otras administraciones?
    Hasta antes del inicio de la construcción de las glorietas el Implan definía al Parque lineal como un “proyecto conceptual que permite la creación de un parque con líneas de acción encaminadas a la reactivación sociocultural en un espacio incluyente, con actividades para adultos mayores, personas con capacidades diferentes y niños”.
    Así fue pensado y así se hizo. Cuenta con los suficientes retornos para el tráfico vehicular, con marcas bien visibles para que los conductores adviertan que los viandantes tienen preferencia. Realmente no había ninguna razón para que lo partieran con el propósito de darles más facilidades a quienes conducen un vehículo.
    Israel Victoria Lona, director del Implan, advirtió hace un par de semanas, que con la decisión de la actual administración municipal de construir las dos glorietas, proyecto en el que, según aclaró, dicho instituto no ha participado, “se verán afectadas las ciclovías que se tenían”, por lo que urgió a hacer lo necesario para que se lleve a cabo la segunda parte, que “incluye puentes en los cruces vehiculares”.
    No solo el Implan ha sido ignorado por las actuales autoridades, tampoco se ha consultado a instituciones y organismos profesionales, como la Cámara de la Industria de la Construcción, que demandó que antes de iniciar cualquier obra o proyecto se verifiquen los alcances de los mismos y, sobre todo, que se planeen integralmente. Que no sean ocurrencias sexenales o trianuales las que determinen hacia donde se va.
    ¿Era realmente necesario “partir” el Parque lineal para construir glorietas?, ¿o se trata simplemente de romper y desbaratar lo hecho por las anteriores administraciones, en este caso la que recién terminó?

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