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"Opinión"

"Padrés Jr. libre y la justicia como espectáculo"

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    El más reciente cotilleo sobre impunidad en México es que la PGR retiró su acusación -por los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada- en contra del hijo y homónimo del ex Gobernador de Sonora, Guillermo Padrés. Más allá de las lecturas sobre pactos, negociaciones y toda la cascada de suspicacias que esto despertará, el hecho contundente es que exhibe en un trazo el desastre en el que se encuentra la Procuraduría General de la República y la incapacidad en México de hacer inteligencia financiera.
     
    El horno no está para bollos y estos salen con su batea de babas. Con esta conducta el Gobierno de Peña Nieto grita a los cuatro vientos:
     
    ¡se declara formalmente inaugurada la campaña de impunidad respecto a los escándalos de corrupción, saqueo y abuso de poder de los gobernadores!
     
    Ni más, ni menos. En uno de los casos de mayor relevancia pública y con mayores implicaciones políticas, la PGR se desiste porque decidió, de la noche a la mañana, que no estaba en condiciones de acreditar con suficiencia la comisión de los delitos.
     
    No hace ni diez meses que la Unidad de Inteligencia Financiera (de la SHCP) había presentado una querella contra Guillermo Padrés, su hijo Guillermo Padrés Dagnino, el hermano del ex Gobernador Miguel Padrés y su esposa. 
    Entonces trascendió que también el Departamento de Justicia de Estados Unidos también había iniciado un proceso en Arizona y que la investigación sería binacional.
     
    A mí no me consta nada de la vida de Padrés Jr., mucho menos de su estrategia de defensa, pero no se necesita hacer ciencia jurídica para identificar el olor a putrefacción que rodea el caso. No hay, simplemente no la hay, manera de que este Gobierno (y por obvia consecuencia el Procurador Cervantes) salga bien de esto.
     
    Si no estaba en condiciones de probar su acusación, diría mi madre: PGR ¿por qué carajos te fuiste a meter ahí? Y si la PGR está convencida de la comisión de esos delitos y no los pudo probar: son unos incompetentes. Y si nunca tuvieron ni convicción de los delitos o de que los podían probar, pero los usaron políticamente: son unos mezquinos e impresentables.
     
    Haga Usted la matemática. En los casos de más alto impacto, con más recursos invertidos y en los que mayor vigilancia social y mediática tienen, la PGR se derrota a sí misma. Se raja de sus propias conclusiones. Confirmación pura de que la distancia entre los discursos justicieros y la capacidad profesional en la PGR luce insalvable.
     
    Cada que la sociedad se irrita con los abusos cínicos de la clase política, retumban los discursos. ¿Cuántas veces ha escuchado a Osorio Chong o a Cervantes decir las frases huecas de siempre: caiga quien caiga, mano firme, todo el peso de la ley, se hará valer el Estado de Derecho?
     
    Aprenda a conformarse con eso y no pida más. Sin una reforma seria que remueva todos los bloques que propician la impunidad, incluido el Procurador actual y el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, las instituciones no servirán para castigar delitos, encontrar culpables. Le entregarán de cuando en cuando la secuela sobre una supuesta amante o la imagen de un ex Gobernador sonriente detenido en el extranjero. Es decir, apenas será útil para seguir haciendo lo que hasta ahora: agarrar a la justicia como espectáculo.
     
    Twitter@nomus77

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