"¿Para qué celebrar el Día de la Felicidad?"

Desde 2013, las Naciones Unidas han celebrado el Día Internacional de la Felicidad como reconocimiento del importante papel que desempeña la felicidad en la vida de las personas de todo el mundo. 

Una pregunta natural que surge de este tipo de reconocimientos por parte de este organismo internacional es: ¿para qué sirven estos días?, ¿de qué nos sirve un solo día ante las problemáticas que enfrentamos en el día a día?

La respuesta puede requerir más indagaciones y generar más inquietudes, pero el simple hecho de dedicar un día a sensibilizar a la opinión pública de que algo es importante, ya es un gran logro. Que los líderes mundiales reunidos como una sola nación busquen dar mejores soluciones a problemáticas específicas puede ser un paso pequeño, pero también es un gran paso para lograr grandes soluciones.

Me explico, con el simple hecho de considerar el 20 de marzo como el Día de la Felicidad dio como resultado que dos años después, el año 2015 se lanzaran los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que pretenden poner fin a la pobreza, reducir la desigualdad y proteger nuestro planeta. Algo que parece un sueño utópico en un mundo lleno de contrastes, cada vez más, percibido como un espacio lleno de ciudadanos que de forma irresponsable no nos hemos hecho cargo de cuidar nuestro planeta, y claro, hemos permanecido muy apáticos, como simples espectadores en la lucha por la igualdad en todos sus dominios.

Podemos, como en muchas cosas que hacemos, ignorar, minimizar, estereotipar en la frialdad este tipo de declaraciones, sin embargo, no ocupamos más de cinco minutos de reflexión para darnos cuenta de que sí necesitamos modificar nuestros comportamientos y hacernos más responsables de muchas de nuestras acciones. Es así como la resolución 66/281 es donde se decretó en el  2012, que todos los 20 de marzo celebremos el Día Internacional de la Felicidad, “para reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno”. La resolución es un reconocimiento a la necesidad de que se aplique al crecimiento económico un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado, que promueva el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la felicidad y el bienestar de todos los pueblos”.

Mientras los líderes mundiales se ponen de acuerdo y a los empresarios les cae su propio “veinte”, ¿qué podemos hacer los seres humanos para que nos caiga el veinte? Creo que podemos hacer mucho, muchísimo, pero me enfocare al primer paso.

Hacernos responsables de qué tipo de educación estamos impartiendo a nuestros hijos desde casa y seleccionando correctamente la escuela de nuestros hijos. Estamos seguros de que las cosas deben cambiar, pero seguimos aferrados a modelos tradicionales que no tienen una evidencia de éxito.

Seguimos depositando el poder ser feliz a factores totalmente externos y fuera de nosotros, en los que no tenemos el control, ejemplos tan repetitivos como: seremos felices cuando tengamos carro, casa, viajes, hijos, el mejor esposo o la mejor esposa, y nos va regalando una mentalidad de carencia. Vivimos enumerando las cosas que carecemos como el causal por el que no podemos ser felices.

Pero ¿qué pasaría si modificamos nuestro enfoque y buscamos dentro de nosotros qué nos hace sentir bien y estar, donde sentimos que nosotros tenemos el control de los mismos?

¿Se imaginan qué pasaría si la misma intención que le damos a pasar matemáticas se la brindáramos a aprender a respirar, a reconocer mis emociones, a ponerle nombre a lo que siento? ¿Tendríamos una vida diferente?

Hay mucho por hacer, es aquí donde encuentro la respuesta que más me emociona del celebrar el Día de la Felicidad: Permitirme reflexionar qué más puedo hacer desde mí para buscar mi Fórmula de la Felicidad. Y sería mucho más sabroso si lo intentamos juntos. ¿Intentamos compartir  felicidad?

Nos vemos en mi página Oscar Garcia Coach.