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"LA VIDA DE ACUERDO A MÍ"

"¡Pixar, valida mi cultura!"

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    @Aless_SaLo
     
     
     
    Cuando “Coco”, el filme de Pixar sobre Día de Muertos, ganó (para sorpresa de nadie) este domingo el Óscar a mejor película animada, no solo alimentó la temática políticamente correcta del evento más importante en el mundo de Hollywood, sino también revivió una conversación que en los últimos meses ha estado dormida pero que sigue sin tener conclusión: ¿necesitamos de Estados Unidos para validar la cultura propia?
    Aunque es prácticamente imposible encontrar en línea cualquier tipo de texto u opinión que desacredite el proyecto dirigido por Lee Unkrich (con excepción de las columnas “Mirada antropológica” de Rodrigo Llanes y “El pensamiento de Canek”, de Canek Peláez) recuerdo que a pocos días de su estreno en octubre, diversas usuarios de redes empezaron a compartir el por qué no querían ir a ver “Coco, y por qué consideran que muy a pesar del esfuerzo que la casa productora puso en investigar a fondo las tradiciones representadas en el filme, no es un proyecto que un mexicano “de conciencia” deba apoyar.
    Por si no estaban al tanto, al darse a conocer que Pixar planeaba una película sobre el 2 de noviembre, la empresa de animación Metacube (con sede en Guadalajara) tuvo que posponer el estreno de su propia película de la misma temática, ya que sus inversionistas consideraron que no había lugar para ellos en el mercado, y el trabajo de casi ocho años de los cineastas mexicanos quedó en el limbo. Hay que reconocer la cruel ironía de alabar la producción de un monstruo del entretenimiento, mientras al mismo tiempo olvidamos las creaciones de los nuestros.
    ¿Cuántos de nosotros no le restamos significancia al poner el altar, pero recordamos su belleza al verlo validado por una figura a la que, consciente o subconscientemente, vemos como superior?
    ¿Cuántos de nosotros no teníamos años olvidando celebrar las costumbres que nos definen como país, pero ahora que tenemos una película sobre ellas, sentimos que podemos presumirlas al mundo con orgullo? ¿Es que no podíamos hacerlo antes?
    Esta no es una crítica a Pixar. Al contrario, es una crítica a nosotros mismos; es una invitación para que todos los mexicanos que lean esto (incluyéndome), seamos más consecuentes con nuestras acciones y profesemos amor a la cultura que nos formó sin que sea necesario que una figura de poder extranjera nos lo diga.
    Contra esto, algunos podrán argumentar que no existe verdaderamente “lo mexicano”, o “nuestra cultura”. Que la apariencia y la vida del mexicano cambian dependiendo de la región donde crece y las circunstancias bajo las cuales se desarrolla. Y eso es cierto. Pero también es cierto que este es el mismo argumento el que usan las personas que buscan “blanquear” a México diciendo que su población no solo es morena y que existe muchísima diversidad. Que sí, sí existen los blancos, pero conforman una grupo pequeño y no representan la realidad general del País. Tal vez por eso “Coco” no puede reflejar mi México, o el México de todos, pero sí logra hacerlo con el México de la mayoría.
    A pesar de la controversia, formo parte de los que consideran que “Coco” fue un proyecto bien hecho. Que en lugar de ser la visión gringa de lo mexicano para otros gringos, fue un homenaje respetuoso hacia la belleza de su vecino sureño. Sin embargo, su importancia mayor radica en la representación de una comunidad significativa pero marginada: los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos. Ya que por primera vez pueden ver la pantalla grande y no ver figuras a las que se supone que deben aspirar, si no verse a sí mismos y todo aquello que conocen y aman.

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