"¿Por quién votarán los jóvenes?"

Todos en México sabemos que solo una cosa parece importar en las últimas semanas: las elecciones. El ya no tan lejano 1 de julio será el día que decidirá el rumbo de México en los próximos seis años, independientemente de a dónde nos lleve. Sin embargo, aunque todo personaje nacional de renombre no deja de bombardear con su opinión sobre qué candidato es la mejor opción para el pueblo (y hay muchos tipos de pueblos en este país), se dice poco sobre lo que piensan los jóvenes. Los 14 millones de jóvenes cuyo voto podría declarar victorioso al ganador.

En junio del año pasado escribí una columna titulada “Aceptamos el gobierno que creemos merecer”, la cual concluí con “Las campañas políticas raramente lanzan propuestas que interesen a los jóvenes porque saben que no votan. Entonces, ¿por qué invertirían dinero, tiempo y esfuerzo en intentar establecer diálogo con alguien al que le da igual?

Los mexicanos entre los 20 y los 24 años somos el grupo de personas más abundante de todo el País. Imaginen qué sucedería si en lugar de ser esta voz inexistente, participáramos en la democracia y lucháramos por lo que nos importa. Aceptemos el gobierno que creemos merecer, no la misma basura con la que hemos crecido”.

Desde entonces algo ha cambiado. Mientras más me he involucrado con ciertos sectores políticamente activos en redes sociales, y más conozco individuos que se mantienen informados y que valoran el precio de su opinión, más me doy cuenta que podríamos estar presenciando la generación de jóvenes más despierta de la historia desde la década de los años sesenta.

Pero la cuestión es, este grupo de millenials cuya voz resuena más fuerte que la de ninguna otra en la historia gracias al Internet, ¿por quién votará? Ciertamente solo puedo hablar por mí misma y en todo caso, por aquellos que piensan como yo. Aunque me gustaría creer que la mayoría de los “chavos” tienen ideas a favor del progreso, de la equidad de géneros, del respeto a las comunidades marginadas, de la no tolerancia a empresas, proyectos y figuras que discriminan o no tienen consideración por su impacto ambiental, la triste realidad es que no es así, y cifras publicadas por la UNESCO, Amnistía Internacional y el Sistema Nacional de Seguridad Pública lo comprueban. Por lo tanto, si no todos los jóvenes comparten los mismos ideales respecto a lo que una sociedad buena es, obviamente no podrán compartir la misma opinión sobre quién votarán.

En lo personal, me consta que muchos de mis amigos consideran que López Obrador es su mejor opción. A pesar de que cada día sea más difícil defenderlo por su actitud reacia a legislar el matrimonio entre personas del mismo sexo mientras era Jefe de Gobierno de la capital, o algunas de sus promesas poco realistas y mal explicadas, es el único candidato que mínimamente refleja el tipo de individuo que me gustaría dirigiera México. Cabe aclarar que nunca he considerado que Obrador sea perfecto y definitivamente no es ningún Mesías. Al contrario de lo que señala, espero que si él no es capaz de hacer historia, alguien más pueda lograrlo.

No obstante, a pesar de mis creencias previas, me ganó la curiosidad y abrí una encuesta en mi perfil de Twitter donde les pregunté a mis seguidores qué candidato les daba menos miedo o qué candidato creían sería menos malo. Para mi sorpresa, aunque López Obrador ganó con el 39 por ciento, Ricardo Anaya le pisaba los talones con el 26, seguido de José Antonio Meade con el 23 y Margarita Zavala con el 12 por ciento, reflejando paralelamente las encuestas que vemos semanalmente. Lo único que sabemos por seguro es que la juventud no siente lealtad alguna e inclinará la balanza hacia el candidato que cada semana mejor la convenza. Y si vemos tanta división de votos entre mis amigos de una red social, imaginen como será en la vida real.