"PRI Sinaloa: el frágil trono Darle un partido a Quirino"

Ganar la elección presidencial de 2018 es un objetivo que todavía no está en la agenda de prioridades del Partido Revolucionario Institucional en Sinaloa. Antes el PRI debe ganar la batalla local por la sobrevivencia y convertirse en el cobijo y aliado del Gobernador Quirino Ordaz Coppel, quien ha transitado solo como el náufrago arriba de un tronco en medio del mar encrespado.

La crisis del PRI en un estado donde el resto de los partidos tradicionales han abdicado a la oposición y contrapesos es extraña: ganó la elección de Gobernador del 5 de junio de 2016 y luego abandonó a Quirino Ordaz Coppel a merced de problemas tan fuertes como la corrupción e inseguridad.

Es cierto que Ordaz Coppel nunca imaginó que sería un día el máximo jefe político de Sinaloa; tampoco vislumbró que el desempeño del cargo le guardara momentos tan difíciles. A seis meses de sentarse en la silla no ha tenido tiempo de disfrutar del poder porque las adversidades le han llegado una tras otra.

En realidad, a diferencia de su antecesor que se dio una vida de bailarín y sibarita, a Quirino Ordaz se le percibe en ocasiones desencajado y harto de enfrentar problemas que en su mayoría son ajenos, heredados o implantados, pero a los cuales no se les puede sacar la vuelta porque constitucionalmente él es el responsable de sufrirlos y atenderlos.

Y ha andado solo este trecho inicial del sexenio mocho. En contraste con la praxis priista que aún en coyunturas abominables les sostenía el apoyo a sus gobernadores, el Comité Ejecutivo Nacional del PRI en ningún momento ha dado la cara siquiera para el pronunciamiento público en defensa de Ordaz Coppel.

Hoy no se ve a Enrique Ochoa Reza refrendándole el aval partidista a Ordaz Coppel, en continuidad quizá con la rebeldía que en su momento mostró Manlio Fabio Beltrones cuando Peña Nieto le ordenó llevarlo a la Gubernatura. Y sí: se ve al Presidente apoyándolo, sin embargo no va junto al Gobernador el PRI que antes hacía que la fuerza tricolor saliera al quite.

A nivel local, Carlos Gandarilla García, dirigente estatal, ha empezado a rearmar las piezas del rompecabezas priista. Imposible que las encuentre todas después de seis años de enconos, perversiones y clientelismos que desde 2010 ocasionó la embestida malovista.

Después de que le avisaron que Gerardo Vargas Landeros no sería el candidato del PRI para sucederlo en el cargo, Malova ordenó el desmantelamiento de la poderosa maquinaria que armó para respaldar a quien era su secretario de Gobierno. Se sembraron frustraciones y resentimientos que todavía palpitan.

En la renovación de dirigencias de los Comités Municipales del PRI, Gandarilla García encontró intereses enquistados hasta el tuétano. Fue y dio la cara a la estructura territorial y claro que tuvo que ceder espacios de dirección para lograr la armonía con que realizó el proceso.

Detrás de esa "operación cicatriz" se implementaron acciones para lograr el viraje de un PRI fortalecido e identificado con el actual Gobernador. Las bases priistas van a salir en salvamento de Ordaz Coppel pues lo han definido como el desafíos previo a la elección presidencial.

¿Podrán o querrán hacerlo? Pronto lo sabremos.

Re-verso

Devorado por la boa,

En esta selva que gobierna,

Va Quirino en Sinaloa,

Mientras su partido hiberna.

Rabietas precoces

En la bancada del PRI en el Congreso del Estado se fragua la inconformidad por la tardanza del Gobernador en cuajar un estilo de mando que recupere las riendas del estado. Son pataleos previos a la elección de alcaldes y diputados locales en 2018.

alexsicairos@hotmail.com