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"Opinión"

"¿Puede Sinaloa vivir en paz?"

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    Casi a diario alguien me lo pregunta: ¿por qué la violencia parece desbordada?, ¿por qué tanta gente asesinada?, ¿por qué tanto robo de autos?, ¿por qué tantos muertos, balaceras, enfrentamientos... y no pasa nada?
     
    Casi a diario, algún amigo, conocido o familiar me confirma la situación: “Me asaltaron”, “me robaron la nómina”, “me bajaron del carro”...”te acuerdas de fulanito?.. lo levantaron”.
     
    Una situación tan nociva, tan abrumadora, que los sinaloenses ya la normalizamos.
     
    Y, a pesar de lo que digan las autoridades, no es percepción. No es como la “crisis de Peña Nieto que solo está en nuestras mentes: la violencia de Sinaloa está en las calles, en las familias, en las empresas, en el espacio público.
     
    Uno conversa, se queja, se desahoga y al final la conclusión parece la misma: cada vez estamos peor y no se ve una posible solución.
     
    Los argumentos se nos acaban. Ni siquiera parece posible entrarle por que la policía es inepta, corrupta e insuficiente. Los ministerios públicos se encuentran rebasados con una impunidad superior al 90 por ciento.
     
    Vamos, el crimen organizado es tan poderoso que calla medios, dicta boletines, patrulla y controla regiones completas del estado. Es más, hasta imparte justicia cuando alguien se le sale del huacal.
     
    Entonces, ¡el Ejército! Aunque sea inconstitucional e implique aceptar la derrota de no poder construir una policía civil profesional y honesta.
     
    Esa situación anormal que vivimos en Sinaloa la explica cada año el Índice de Paz. En la última edición, Sinaloa ocupa el lugar 30 de 32. Pero lleva 10 años ahí, en los últimos tres lugares, como el estado que más ha deteriorado su calidad de vida diaria.
     
    Somos (aunque lo neguemos) cada vez un pueblo menos amable, más agresivo. Que no es otra forma de manifestar que siempre tenemos miedo. Por eso, siempre que invitamos a alguien a conocer Culiacán insistimos en que “no pasa nada” pero dictamos un manual de sobrevivencia: no vayas a estos lugares, compórtate de cierta manera... En pocas palabras, no la hagas de tos, nunca sabes a quien tienes enfrente
    Lo cierto es que nos autoengañamos: sabemos perfectamente a quienes tenemos enfrente. Sabemos perfectamente lo que nos duele y nos lastima pero no queremos enfrentarlo.
     
    Reconocer que Sinaloa y, especialmente Culiacán, viven en situación de “atrocidad” (como lo conceptualiza el colombiano Michael Reed) desde hace años, no nos gusta. No les gusta a los gobernantes, pero menos nos gusta a los ciudadanos: porque implica reconocer que hemos perdido la batalla contra el crimen y la violencia.
     
    Pues bien, escribí un contexto tan extenso solo para insistir en que no somos los únicos que hemos vivido este tipo de situaciones. Para insistir en que SÍ SE PUEDE entrarle y empezar a generar cambios de largo plazo.
     
    Y quiero insistir en que hay que entrarle, pero entrarle diferente. Los casi 18 mil millones de pesos “invertidos” en seguridad durante el sexenio de Mario López Valdez nada más alcanzaron para entregar 7 mil muertos, una policía reprobada, un sistema de seguridad corrupto y un crimen más poderoso.
     
    Tenemos que empezar a estudiar, analizar, discutir nuestro problema narco desde una perspectiva mucho más integral, compleja y multidisciplinaria. Dejemos de fingir: sabemos que el Ejército no alcanza y nadie más lo hará, si los ciudadanos no nos involucramos. Si no denunciamos. Si no proponemos y participamos.
     
    Hablar de construir paz en Sinaloa no es una intención ingenua. Tampoco un buen deseo. Es un propósito claro, concreto y sumamente ambicioso para un estado que acumula, más menos, 30 mil muertos desde la Operación Cóndor.
     
    No soy el único que cree que es el momento de poner un hasta aquí. De decir “ya basta”. La violencia no es normal. Los asesinatos no son normales. Este miedo no es normal. Somos muchos ciudadanos que ya nos cansamos, asumo que ustedes también.
     
    Por eso, el próximo martes 2 de mayo, Noroeste y Grupo C1, un conjunto  de organizaciones de la sociedad civil lideradas por Javier Llausás y el Tec de Monterrey, con el apoyo de un grupo de empresas patrocinadoras, estamos organizando el Primer Congreso de Paz Aplicada de Sinaloa.
     
    Se llama “Motivos Para la Paz” y hemos invitado a figuras de prestigio internacional: Paty de Obeso nos presentará el índice de Paz 2017; Zara Snapp nos hablará sobre regulación de las drogas; Steve Killelea, fundador del Instituto para la Paz y la Economía y creador del Global Peace Index conversará sobre construcción de espacios de paz; al final, discutiremos la experiencia del rescate de Villa Juárez.
     
    Es un evento que se integra a muchos otros que YA ESTÁN sucediendo para sacar a Sinaloa de este status quo violento.
     
    ¿Puede Sinaloa vivir en paz? Estoy seguro que sí. Siempre y cuando tengamos imaginación, conocimiento, generosidad y paciencia. Y sobre todo, siempre y cuando lo hagamos juntos.
     
    El primer paso para resolver un problema es comprenderlo. Te espero el martes.
     

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