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"Opinión"

"Quirino Ordaz debe abrir la transición"

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    Esta semana Mario López declaró que el proceso de entrega-recepción en el Gobierno de Sinaloa era terso y tranquilo: “Hemos estado ofreciendo todo tipo de información que se ha requerido. Y creo que esta es, de todas las transiciones del País, la más tersa y la de mayor colaboración y coordinación”, dijo a Noroeste.
     
    Ese proceso es institucional. Por lo que como mínimo debe ser todo lo que se menciona: ordenado y tranquilo. Pero puesto que hablamos de un proceso de interés público y con recursos públicos, también debe ser exigente y, algo más importante, debe ser abierto.
     
    Del Gobierno que se va no espero gran cosa ya. Les urge irse. Pero del que viene, más allá de los colores, nos toca esperar bastante, porque la expectativa que sembraron sigue intacta.
     
    A contracorriente del resto del País, el PRI y su Gobernador electo, Quirino Ordaz, están obligados a demostrarle a los sinaloenses por qué y para qué ganaron la elección.
     
    Todos sabemos de lo complicado del escenario nacional y mundial. Como si el endeudamiento público federal, la caída en los ingresos del petróleo y la crisis de seguridad/derechos humanos no fueran suficientes, ahora tenemos desde el norte la incertidumbre que genera un Presidente electo que ya empezó a dar muestras de lo que está por venir: cerrazón comercial, racismo, intrasingencia. Por más que los expertos maticen y busquen razones para el optimismo: Trump sí es ese león que nos pintaron. Ahí está el ejemplo de Carrier.
     
    En ese contexto, Quirino Ordaz Coppel debe saber que tendrá poco tiempo (un “sexenio” más corto), que las finanzas federales no serán de gran ayuda y que heredará situaciones muy complejas del Gobierno actual.
     
    Sus principales retos serán el tamaño de la nómina estatal con todo y aviadores, el crecimiento exponencial de las pensiones, el endeudamiento de corto plazo que el Secretario Villarreal defiende con argumentos morales en lugar de técnicos, y lo más grave, la tendencia creciente otra vez del homicidio doloso y otros delitos de alto impacto como consecuencia de la corrupción policial y la descoordinación de las corporaciones de seguridad tras la emboscada a los militares en Culiacán.
     
    Por eso el proceso de entrega-recepción debe ser bastante más que “terso”. Al contrario, es un proceso sobre el que los ciudadanos tenemos dos derechos fundamentales: derecho a la información (saber qué sucede, cuándo y cómo).
     
    Y derecho a participar desde distintos espacios de diálogo.
     
    El proceso de entrega-recepción entre Mario López Valdez y Quirino Ordaz Coppel no es solo “asunto del gobierno”. Es de todos los sinaloenses.
     
    Sabemos que el Gobernador electo ha venido sondeando con distintos grupos y sectores, quienes son los mejores nombres para conformar su equipo, tampoco es suficiente con conocer el nombre de Carlos Ortega como coordinador del proceso. Deberíamos ver una mayor inclusión de la sociedad civil organizada en el mismo.
     
    Entiendo que la táctica política es clave y que asomar nombres a la palestra antes de tiempo implica dejarle al grupo que se va la oportunidad para tratar de influir y golpear a los cuadros que se consideren una amenaza para su futuro. Pero antes que táctica debe haber estrategia.
     
    En política los cómo cuentan tanto como el qué. Si es cierto -como pregona- que Quirino Ordaz quiere hacer las cosas de manera diferente, debería abrir el proceso a la sociedad: los sinaloenses merecemos saber de qué tamaño es el problema financiero, qué casos de corrupción existen o qué se hará con el tema educativo, por ejemplo.
     
    Es más, si de verdad quiere hacerlo “diferente”, podría ponerse innovador e incluir liderazgos y organizaciones de la sociedad civil que se distinguen por su conocimiento en temas como educación, urbanismo, transparencia, seguridad y derechos humanos. 
     
    He escuchado muchas veces a los políticos decir que lo primero es llegar y que, una vez en el puesto, tendrán el poder para cambiar las cosas de raíz.
     
    La experiencia me ha enseñado que nunca sucede. A la hora de la hora, les sobra poder y les falta voluntad. ¿Por qué? La razón es simple: más qué llegar, importa cómo se llega. Como en ética, en política el fin tampoco justifica los medios.
     
    Si desde el proceso de transición y como Gobernador electo, Quirino Ordaz no nos enseña con hechos el gusto por la transparencia, la rendición de cuentas y el diálogo que presume en el discurso, será muy difícil ver algo distinto cuando sea el Gobernador.
     
    Entonces sabremos qué le espera a Sinaloa.
     
     

    @IngAdrianLopez

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