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"ÓPINIÓN"

"Razones para vacunar. Parte 1"

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    Ésta es la primera parte de una serie de columnas en las cuales enlistaremos el porqué de las vacunas. Comenzaremos por el principio, con la primera vacuna.

    En la historia del siglo XVI se describe cómo dos personajes ilustres, en continentes distintos y en una era no globalizada, sufrieron una misma enfermedad contagiosa. 

    Si han visto las películas o series televisivas de la Reina Isabel I de Inglaterra, apodada la Reina Virgen, muchos la recordarán por su imagen con cara blanca. A principios de su reinado, Isabel se contagió de una enfermedad que le dejaría cicatrices en el rostro y parte de la cabeza sin cabellera, lo cual tuvieron que ocultar usando maquillaje y pelucas el resto de su vida. 

    Pocos años antes, en el mismo siglo, el penúltimo gobernante mexica, había fallecido de la misma enfermedad. Este padecimiento contagioso no existía en América hasta que fue colonizada por los Europeos. Como no existía ningún tipo de inmunidad previa, esta infección acabó con un importante porcentaje de la población nativa. El culpable de estas devastadoras epidemias: el virus de la viruela.

    La viruela, que no es lo mismo que varicela, era una enfermedad contagiosa transmitida de persona a persona cuando había contacto directo o incluso al estornudar cerca. Comenzaba con fiebre y manchas en la cara y extremidades que luego se volvían lesiones ampollosas, algunas llenas de pus. Busquen la palabra viruela en imágenes de Google y entenderán por qué dejaba cicatrices. Pero lo peor del asunto no era sólo su capacidad de desfigurar, también tenía una mortalidad altísima: hasta el 80-90% en el siglo XVI, y arriba del 30% aún en el siglo XX. Imagínense, una de cada tres personas infectadas fallecían. 

    Afortunadamente, la primera vacuna que se desarrolló fue en contra de la viruela. El Dr. Edward Jenner, en 1796, descubrió que si un humano estaba en contacto con las llagas de una enfermedad de las vacas llamada viruela bovina podía generar inmunidad y protegerse del contagio. En los próximos siglos, la vacuna fue modificándose para hacerse cada vez más segura. En el siglo XX se lanzaron campañas de vacunación a nivel mundial tan exitosas y eficaces que no ha habido un solo caso de viruela desde 1977. Es la única infección humana que se ha erradicado de la faz de la Tierra (1). Hoy en día ya no vacunamos contra la viruela porque ya no existe. Ése es el potencial que tenemos con vacunas como la de la polio. 

    Entonces, la primera razón para vacunar es que podemos eliminar enfermedades terribles y mortales como lo hicimos con la viruela. 

    1. F. Fenner et al., Smallpox and its Eradication, WHO, Geneva, 1988

     

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