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"Opinión"

"Saco grande... memoria corta"

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20/06/2017

    Joel Díaz Fonseca

    jdiaz@noroeste.com

     

    Todos hemos visto alguna vez fotografías o ilustraciones de niños enfundados en la ropa de sus papás o calzando sus zapatos. Los psicólogos y los pedagogos dicen que los niños quieren parecerse lo más posible a sus papás y piensan que al ponerse sus vestidos o sus trajes logran ser como ellos.

     

    Esta imagen me viene a la mente al ver a nuestros fallidos gobernantes. Creen que al ser investidos como autoridad van a convertirse en los más grandes exponentes del servicio público, en los mejores de la historia, pero a la par con esa desmesurada sobredimensión se les achica la memoria.

     

    Aquí unos botones de muestra. Todavía resuenan en las paredes del Congreso los compromisos que hizo en su toma de posesión el actual inquilino del Palacio de Gobierno del Estado.

    Una gran exigencia ciudadana a los gobiernos hoy en día, y con toda la razón, es que exista una absoluta transparencia y un decidido combate a la corrupción”, y por ello, manifestó, “será obligación de todos los funcionarios presentar su declaración 3de3”.

     

    En el mismo discurso también comprometió que solo habría obras planeadas, no improvisadas, y que todas las licitaciones y compras se harían con la presencia de testigos ciudadanos y transmisiones en vivo en internet.

     

    Pese a su balandronada de que todos sus colaboradores estarían obligados a hacer del conocimiento de la sociedad su declaración patrimonial y de interés, más de la mitad de los miembros de su gabinete se ha negado a hacerlas públicas.

     

    Desde que envió la iniciativa para establecer el Sistema Estatal y Municipal Anticorrupción, sabía que su partido, el PRI, y sus adláteres, vetarían la obligatoriedad de que se hicieran públicas las declaraciones patrimonial, fiscal y de interés.

     

    El 8 de junio, con 21 votos del PRI, uno del Verde Ecologista y otro de Nueva Alianza, se dio carpetazo a la obligatoriedad de hacer públicas las referidas declaraciones.

     

    El boletín oficial del Congreso sobre la citada sesión establece que “en el caso de las declaraciones de conflicto de interés, patrimonial y fiscal, los servidores públicos deberán de presentarlas, pero quedará a voluntad de cada uno el hacerlas públicas”.

    La transparencia no es prioridad ni del Gobierno del Estado ni del Congreso, tampoco ajustar su actuación a lo que la sociedad reclama.

     

    En cuanto a su compromiso de planear, no improvisar, en la ejecución de las obras públicas, además de transparentar los procesos de adjudicación de las mismas, lo que se ha visto en las últimas semanas en Mazatlán lo contradice “de pe a pa”.

     

    Se ha pasado por alto a la sociedad, al no informarle en tiempo y forma sobre el cómo se harán, cuánto costarán, en qué tiempo se prevé terminarlas, y sobre todo, quién o quiénes estarán a cargo de su ejecución.

     

    Los propios constructores han manifestado en diversos momentos que es el Gobierno del Estado el que decide qué se hace, cómo se hace y quién lo hace.

     

    De conformidad con esto, entonces son atribuibles al Gobierno del Estado todos los errores garrafales que se han cometido, como la tala de árboles sin autorización para hacerlo, o la plantación de palmeras e instalación de arbotantes en una de las aceras de la calle Heriberto Frías, contraviniendo los ordenamientos de construcción.

    Nuestra responsabilidad es hacer bien las cosas para que cada peso de los sinaloenses se dedique a lo que hace falta”, prometió al tomar posesión, pero el tiradero de dinero en tener que tumbar y rehacer lo que se ha estado ejecutando mal, es un mentís a tal propósito.

     

    En campaña prometen hasta las perlas de la Virgen, como señaló en alguna ocasión Meché Murillo, pero a la hora de la hora se les vuelve de humo la memoria.

     

    No se olvida al cínico Mario López Valdez, quien reconoció unos días después de tomar posesión, que prometió muchas cosas en campaña porque era la única forma de ganar.

    A la sociedad mazatleca no se le olvida, por ejemplo, que el Alcalde Fernando Pucheta hizo de la necesidad de “plumas” en los cruces ferroviarios parte importante de su discurso de campaña, ni que su gobierno se gastó el millón y medio de pesos recabados con ese propósito en un radiotón, dinero que prometió reponer a la mayor brevedad.

    Han transcurrido ya casi 150 días de gobierno y no solo no ha repuesto ese dinero, tampoco se acuerda de su promesa de resolver el problema de la falta de seguridad en los cruces de vía.

     

    A nuestros gobernantes les queda muy grande el saco y se les achica la memoria.

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