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"Opinión"

"Se fortalece el malovismo"

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21/07/2017

    Arturo Santamaría Gómez

    Con la reforma al artículo 37 y la aprobación de las cuentas públicas de 2016 de Malova, el año de Hidalgo, el malovismo se erige como la principal fuerza política dentro del PRI y del conjunto de los partidos en Sinaloa. Y, de paso, demuestra que no hay quirinismo o que lo poco que hay de éste no tiene suficiente poder para cumplir lo que prometió y fortalecer el Estado de Derecho en la entidad.
     
    Por si fuera poco lo anterior, el malovismo, el cual tiene en los hechos al PAS como un estrecho aliado, no tan sólo impide que llevan a juicio a alguno de sus integrantes conspicuos sino que ya anuncia, con su triunfo político, que tendrá por lo menos un candidato plurinominal al Senado, así como candidatos a diputados y alcaldes. Muy seguramente Gerardo Vargas y/o Melesio Cuén serán  candidatos a senadores por el PRI. Los malovistas no tan sólo impidieron que los condenaran sino que van por más. A menos que los escenarios internacionales se compliquen mucho y forcen al tricolor a buscar otros candidatos.
     
    Quirino no le debe al malovismo la candidatura pero sí gran parte de su triunfo electoral. Esa deuda sigue pesando y se está pagando a plazos. Los malovistas se lo han hecho ver de diferentes maneras.
     
    Quirino llegó a la Gubernatura con el apoyo de las principales corrientes priistas sinaloenses: el malovismo, el millanismo, el vizcarrismo-aguilarismo, así como de poderosos empresarios, pero con un grupo político propio de escasa presencia, al margen de que se deshizo muy pronto, en plena campaña, de David López e ignoró a Heriberto Galindo.
     
    Prometió enfrentar la corrupción y la impunidad durante su campaña y el día de su asunción al poder pensando, quizá por inexperiencia política o porque no sopesó bien la correlación de fuerzas al seno de su partido, que podía cumplir sus promesas. Si pensaba de buena fe en poco tiempo la real politik lo metió al redil. Debe estar arrepentido de invocar a su familia en un discurso político que prometía castigo a los que desde el Gobierno se burlaron de la ley.
     
    Pero Quirino está a tono de lo que hace Peña Nieto con el caso Javier Duarte. Todo indica que este infame criminal será absuelto o, en el mejor de los casos, será juzgado con una condena insignificante. El más célebre pillo de la nueva generación de políticos priistas ha jugado muy bien sus cartas para que desde Los Pinos le garanticen un castigo mínimo. La enorme presión ciudadana y periodística, nacional e internacional, sirvió para que Duarte renunciara al Gobierno de Veracruz y el PRI perdiera las elecciones en ese estado, pero no fue suficiente para que el inservible aparato de justicia mexicano, quien recibe órdenes de los atlacomulcos, lo condene como se merece.
     
    En Los Pinos, en el Tercer Piso, en el PRI saben que en Sinaloa, Veracruz y todo México habrá una reacción mayoritaria contra las decisiones de proteger a los que han saqueado las arcas públicas, pero lo hacen, entre otras cosas, porque, según ellos, eso no los dañará en 2018. 
    Después de lo que hicieron en el Estado de México en las elecciones pasadas están convencidos de que su estrategia volverá a funcionar y que estarán en el poder seis años más.
     
    Incluso, es posible que las absoluciones a ex gobernadores corruptos desmoralicen a más gente y termine de alejarlos de la participación electoral. Las violaciones al Estado de Derecho y a la moral pública generan reacciones de condena inmediata en las redes sociales, pero no se traducen en movilizaciones ciudadanas ni en una mayor participación electoral crítica. Lo cual, sin duda, conviene al PRI, quien cuenta con un voto duro al que la corrupción y la ilegalidad no es cosa que le mueva la conciencia. y quien puede comprar millones de boletas en una contienda federal.
     
    El PRI ha recuperado las viejas prácticas políticas y electorales, y las ha adaptado a las nuevas circunstancias. La ha afinado con mucho dinero. A pesar de la pérdida de millones de votos en el conjunto del país, con todo y la abismal impopularidad de Peña Nieto, confía en que la persistencia de una cultura política corrompida en millones de mexicanos, la miseria comprable de otros tantos, y su gran habilidad para la maniobra política le permitirá seguir en Los Pinos y en muchas casas de gobierno estatales y municipales.
     
    Y sí, aunque en las encuestas para 2018 el PRI y sus aspirantes están muy debajo de López Obrador, Margarita Zavala y Ricardo Anaya, confían en que, dividiendo a la oposición, maniobrando para que no se alíen la izquierda o PRD-PAN y apoyando a los candidatos independientes para que atraigan votos opositores, controlando al INE y a los principales medios de comunicación, así como gastando todo el dinero del mundo, pueden mantenerse en el poder.
    Vamos a ver. Falta menos de un año para saberlo.
     

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