"Seguridad, el reclamo"

Las encuestas de los últimos años en México, y en Sinaloa, muestran que una gran parte de la población no se siente segura. Y eso la ha obligado a modificar sus hábitos con el fin de preservar su integridad física.

 

¿La razón? Los niveles de violencia que se registran en estados como Sinaloa obliga a la población a tomar sus propias precauciones, ante la incapacidad del Estado de garantizarles su seguridad.

 

Sin embargo, esa lectura aún no llega a los responsables de ofrecer la seguridad a la población. Las medidas que han tomado las autoridades han sido nulas y se muestran impasibles ante la violencia que afecta a miles de personas, tan solo en este año.

 

Por eso, la gente reclama hoy más seguridad, sobre todo ante los crímenes que afectan a sectores vulnerables. Por eso, levantan la voz y encaran a autoridades, exigiendo la justicia que hasta ahora se les ha estado regateando.

 

Porque el problema en entidades como la de Sinaloa, no solo es el de la violencia, que no es cosa menor, sino también el de la impunidad. Hay un aparato de procuración de justicia, renovado, que aún no es eficiente y los crímenes que se cometen siguen quedando impunes.

 

Pareciera que las autoridades apostaran a que la inseguridad y la violencia se conviertan en temas “normalizados”, que ya no generen espanto ni despierten la ira de sus habitantes, a punta de ignorar de que sigue siendo uno de los principales problemas de Sinaloa.

 

En los últimos años, la violencia ha sido una marca del Estado, aunque no les guste a los gobernantes, y resolverla y evitar que se repita es su responsabilidad.

 

El problema es que nadie quiere asumirla y mientras siga así, habrá más familias dolidas por las pérdidas humanas registradas y por la incapacidad de quienes gobiernan de ofrecer soluciones.

 

Lamentablemente, hasta hoy, los personajes responsables no reaccionan hasta que la crisis llega a un punto insostenible. Y eso, créanlo, no es lo que le conviene a Sinaloa.