|
"LA VIDA DE ACUERDO A MÍ"

"Seis años demasiado tarde"

""

    alessandra_santamaria@hotmail.com

    @Aless_SaLo

     

    Cuando las redes sociales empezaron a volverse parte de nuestra vida cotidiana hace una década, celebridades, políticos y figuras públicas vieron en ellas una oportunidad para conectar con sus audiencias y mejorar su imagen. El poder contestar a los comentarios; compartir fotos de sus familias o mascotas; y hasta empezar a seguir a algunos de sus más leales fanáticos, permitió que ídolo e idólatra pudieran tener una conexión que nunca antes había existido.

     

    Y hace unos días, el Presidente de nuestro País, Enrique Peña Nieto, utilizó sus redes con esta intención por primera vez.

     

    No creo que sea necesario que hable a detalle sobre cuál fue la interacción entre Peña Nieto y aquellos que se divirtieron un rato comentando su fotografía con Angélica Rivera, de la que se dice “muy enamorado”. Lo interesante aquí es analizar su propósito.

     

    No puedo imaginarme al mismísimo hombre que corrió a esconderse a un baño de la Universidad Iberoamericana cuando los estudiantes lo confrontaron sobre la matanza de Atenco, respondiendo de forma sarcástica y alegre a personas que evidentemente pretender burlarse de él al llamarlo “Gran Tlatoani”, o cuando le suplican por su reelección.

     

    Cuando diversos medios nacionales empezaron a compartir dicha interacción como noticia, ya que el ex Gobernador del Estado de México raramente contesta comentarios en ninguna red social, muchos mexicanos no dudaron en señalar que probablemente todo está “armado”, “prefabricado” y “fríamente calculado”.

     

    ¿Qué pretende el Presidente? A tan solo unos meses de su inminente partida, me resulta difícil imaginar con qué objetivo decidió empezar a conectar con un pueblo que lo desprecia. ¿Buscará aumentar sus índices de popularidad, aunque ya verdaderamente no importe?, ¿le habrán aconsejado intentar limpiar su imagen por si luego tiene ganas de lanzarse de nuevo como funcionario público?, ¿podría tratarse de una distracción para hacernos olvidar lo que sucede en nuestro entorno?, o ¿simplemente decidió divertirse un rato, jugando al estira y afloja con los cibernautas?

     

    Los datos más recientes que se tienen sobre la tasa de aprobación de Peña Nieto fueron publicados en verano de 2017, e indicaban que el índice rondaba entre el 12 y el 23 por ciento. No se necesita un genio para determinar que esto es extremadamente bajo. Aunque una medida tan simple como contestar comentarios en Facebook no podrá revertir el daño que causó el último sexenio presidencial, está en nuestra naturaleza humana ver una respuesta graciosa y pensar por un segundo “Peña Nieto podrá ser muchas cosas, pero por lo menos tiene sentido del humor”. Lástima que lo hayamos descubierto seis años demasiado tarde.

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!