"Sembrar esperanza"

“El amor más grande es el de aquel que se entrega sin reservas y da todo lo que tiene. El que se pone al servicio de los demás es simiente de esperanza”, dijo el Papa Francisco en la audiencia general del miércoles 12 de abril.

Por desgracia, la cultura del servicio no es la nota que más nos distingue en esta sociedad en la que se ha globalizado la indiferencia. Los seres humanos estamos unidos por la tecnología, pero permanecemos alejados en la realidad. Abundan los amigos virtuales, pero también los enemigos reales. O, si no son enemigos, al menos resultan indiferentes. Cada quien se rasca con sus uñas de manera egoísta. Sólo interesa el propio bienestar. Sin embargo, sin cultivar la generosidad y el servicio no se puede sembrar esperanza.

“La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos vuelve insensibles a los gritos de los demás, nos hace vivir en pompas de jabón, que son bellas, pero no son nada, son la ilusión de lo fútil, de lo provisorio, que lleva a la indiferencia hacia los demás, es más, lleva a la globalización de la indiferencia. ¡Nos hemos habituado al sufrimiento del otro, no nos concierne, no nos interesa, no es asunto nuestro!”, señaló el Papa Francisco.

El pecado del rico Epulón no fue haber hecho algún daño al mendigo Lázaro, quien yacía tendido afuera de la puerta de su casa (Lc 16,19-31). La falta consistió en su total indiferencia; no conmoverse, no ayudarle, no tenderle la mano ni hacer nada por aliviar sus sufrimientos.

“Al final del camino me dirán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres”, expresó en forma poética Pedro Casaldáliga.

¿Siembro esperanza? ¿Me arrastra la ola de indiferencia?

rfonseca@noroeste.com

@rodolfodiazf