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"Opinión"

"Sobre la Constitución moral"

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26/02/2018

    Roberto Blancarte

    roberto.blancarte@milenio.com

     

    Si hay algo en lo que López Obrador ha acertado es en la idea (incumplible o no, eso no importa, para efectos electorales) de la necesidad de una regeneración moral, para buscar la justicia, a través de la honestidad y el freno a la corrupción política.

     

    Es decir, la gente está cansada, harta, de la corrupción, a la que considera la fuente de la inseguridad y quiere oír propuestas que la ilusionen.

     

    Es cierto, en ese sentido, que López Obrador les ha dado esperanza de un país distinto, con mayor justicia y felicidad. Que luego no vaya a poder cumplirles, como tampoco pudo hacerlo su símil Vicente Fox, quien también le prometió todo a sus votantes religiosos, es otra cosa.

     

    Menos aún López Obrador, con ese champurrado ideológico católico-evangélico-conservador-seudo-juarista dizque laico, donde dice una cosa y todo lo contrario. También en su momento Javier Duarte se defendió de haber entregado el estado de Veracruz al Sagrado Corazón de Jesús, diciendo que lo podía hacer gracias a que tenemos un Estado laico. 

     

    La idea de convocar a un Congreso constituyente para elaborar una “Constitución Moral” es bonita, como su “República amorosa”, pero completamente absurda. Se basa en la falsa noción de que todo se puede lograr mediante el perdón y la reconciliación.

     

    Se ignoran así las diferencias de perspectivas, irreconciliables, en materia de concepciones del mundo, de intereses y de derechos. Pretende la no-discriminación y el respeto a la diversidad y la pluralidad, pero no nos dice cómo vamos a resolver realmente esas diferencias.

     

    Y se ahorra el decirnos, mediante la bonita palabra “amor”, cómo le va a hacer en la práctica para atender las demandas concretas de diversos sectores de la población. Porque, o les hace caso a los que están contra el aborto (como sus seguidores del PES) o concede que las mujeres tienen el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos. O busca impedir el matrimonio igualitario (como quisieran muchos de sus amorosos aliados) o impulsa ese derecho de las minorías en materia de preferencia sexual.

     

    Por lo demás, en realidad ya estamos viendo cuál es su estrategia del perdón hacia los que antes eran de la mafia del poder y ahora están con él, hacia los criminales, líderes sindicales corruptos y otras personas indeseables. Les va a dar una palmadita en la mano y les va a decir: no seas malo ya; pórtate bien, sé amoroso. Y asunto arreglado.

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