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"Opinión"

"Todas las canicas contra AMLO"

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    Sinembargo.MX

    @paezvarela

     

    Dos noticias alegraron el corazón de Andrés Manuel López Obrador a finales del año pasado: una fue la renuncia de Margarita Zavala al PAN; la otra, la nominación de José Antonio Meade por el PRI. Ambas anunciaron una contienda con voto de derecha dividido. Ambas le darían un tiempo de oro para mantenerse como puntero: Margarita, Meade y Ricardo Anaya pelearían durante unos buenos meses por los mismos votos mientras él podía dedicarse a consolidar los propios.

     

    Sin embargo, el gusto podría durarle menos tiempo del calculado. Si la campaña de Meade sigue como va, no es una buena noticia para AMLO. Si se confirma que el precandidato del PRI empezó a bajar a zancadas en las preferencias electorales, entonces muy pronto podría darse un efecto temido en las filas de Morena: una corrida de votos hacia Ricardo Anaya. El proceso es algo distinto en la capital mexicana, en donde el voto opositor a López Obrador es del PRD, y el PRD ha sufrido una sangría y el PAN crece poco, pero en el resto del País, sobre todo en el norte, se puede dar una migración acelerada hacia el panista. El cálculo que se tenía en Los Pinos es que Meade le robara el voto a Anaya y diera la competencia, pero si esto ya no es así, si dejó de dar la pelea, AMLO se enfrentará a un Anaya que pueda consolidar el voto anti-Morena, que es poderoso y se ha alimentado durante al menos 12 años con temores y con campañas negras.

     

    Curiosamente, Margarita Zavala podría convertirse en una aliada involuntaria de López Obrador en el siguiente tramo del proceso electoral. La esposa del ex Presidente Felipe Calderón sí va por el voto panista. En las últimas semanas ha venido perdiendo en las encuestas, y era más o menos natural que sucediera porque mientras ella se dedicaba a buscar votos del registro con sus propios recursos, Anaya, Meade y AMLO estaban ya haciendo campaña. Pero Zavala, que parece haberse ganado un lugar en la boleta, pronto disfrutará de recursos y de espacios en medios; estará en los debates y tendrá una mayor exposición. Ciertamente le pegará a López Obrador cada vez que pueda, pero operará directamente contra Anaya porque sabe que él tiene los votos que ella necesita; es él quien trae la base que podría serle natural. Entonces, para crecer, Margarita necesitará pegarle a Anaya. Y ese golpeteo a Anaya podría beneficiar a AMLO.

     

    Jaime Rodríguez “El Bronco” y Armando Ríos Piter vienen conversando desde hace unos días sobre la posibilidad de unirse en una sola candidatura independiente. No será fácil decidir entre ellos quién va, porque están empatados, abajo. Sin embargo, si Margarita Zavala se suma a esa posibilidad (después del 19 de febrero decide, dijo), será ella quien encabece la candidatura común: es la que sale mejor. Si ella trae 6, 7 puntos, y cada uno de los otros dos le suman hasta 2, podrían pegarle casi a los 10 puntos, nada mal, nada despreciable. Son 10 puntos muy peligrosos… para AMLO. Ni Zavala ni su esposo estarían dispuestos, jamás, a entregárselos al tabasqueño pero sí los veo perfectamente tomándose la foto con Ricardo Anaya. La foto de la reconciliación.

     

    Lo natural sería que fuera con Meade, pero si Meade para entonces no es opción viable, veo el regreso de Margarita al PAN, alimentada por el sentimiento anti-López Obrador.

     

    El PRI sabe que podría estar disfrutando la última Presidencia. Si gana AMLO, está obligado a hacer lo que no hicieron ni Vicente Fox ni Calderón: ir por toda estructura podrida del PRI y no coquetear con ella: deshacerse de sindicatos, pegarle a la estructura que arrastra votos. ¿Lo va a hacer? Creo que si quiere dejar herencia, sí; lo hará.

     

    Si Meade no prende y de plano hay que desahuciarlo, Presidencia lo hará. Meade es uno de ellos pero tampoco es taaan cercano como ir a la horca por él. Veo a Los Pinos tendiendo puentes con Ricardo Anaya muy pronto -si no es que ya- para prestarle todas sus canicas: todo el dinero que pueda, instituciones, apoyo de empresarios, manipulación en campo, guerra de lodo. Todo.

     

    Y si todo lo anterior sucede, veo a López Obrador en problemas. Por tercera vez.

     

    Se trata, además, de un acomodo en el que él no tiene injerencia: se daría sin que pudiera meter las manos, salvo denunciar insistentemente que “la mafia del poder” se ha aliado para derrotarlo. Tendrá razón al decirlo, pero no podrá evitarlo. Los que juegan en su contra saben que tienen mucho que perder y se aliarán sin pensársela dos veces. Son fuerzas muy pragmáticas y además ideológicamente parecidas: juntarán todas las canicas, en apariencia regadas, para apostarlas contra López Obrador. Se unirán en una sola candidatura, que puede ser la de Anaya. (Al fin y al cabo a Meade le pueden dar -pensarán- una sexta Secretaría de Estado en la administración 2018-2024).

     

     

    Con este panorama, AMLO sólo puede aspirar a una votación masiva. Sí, esperanzarse en eso que ha repetido una y otra vez: que las bases le den la espalda a la unión de intereses (que denomina “mafia del poder”) y que voten por él; que superen el acarreo y sus propios miedos; que se convenzan, por millones, de que el país merece un cambio de raíz para sacar a esos que, en efecto, no tienen llenadera.

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