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"Opinión"

"Un año venidero"

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15/12/2017

    Jorge del Rincón Bernal

    Jrinber@gmail.com

     

    Amables lectores, siempre que concluye un año, resulta oportuno hacer un examen de nuestras propias acciones y logros realizados a lo largo de los 12 meses. Cualquier persona que tiene un negocio, habitualmente suele hacer un balance general de su empresa. 

     

     

    Al estar navegando por Internet, me encontré unas palabras de Raúl Espinoza referentes a este tema, las cuales les comparto a continuación.

    El actuar humano tiene sus claroscuros: aciertos y errores; metas realizadas y fallos cometidos; días luminosos y decisiones acertivas; noches oscuras, de borrascas y equivocaciones en las que se incurrió.

     

     

    Hay quienes temen enfrentarse a hacer un balance de su propia vida por miedo a desanimarse o dejarse abrumar por sus errores y caer en el pesimismo.

    Pero es importante tener la valentía de poner en claro nuestras actuaciones con la finalidad de conocernos mejor. Además, definir cuáles son nuestras cualidades y virtudes y cuáles nuestros puntos flacos. Y con base a ese examen, fijar metas y objetivos para el año venidero.

     

     

    Para ello hay que conservar la esperanza y el optimismo. Todos tenemos defectos, y algunos bastante evidentes, pero lo fundamental es luchar contra ellos. Así el iracundo tiene que esforzarse por ser paciente y sereno; el soberbio, por ser humilde; el codicioso, por ser más desprendido de los bienes materiales; el envidioso, por alegrarse ante el bien de los demás; el perezoso, por ser más diligente y eficaz en su trabajo o en el estudio; el destemplado por ser más sobrio y mesurado en el beber, el comer, etc. 

     

     

    Es necesario (como los buenos atletas) mantener un espíritu deportivo y alegre en esa lucha diaria. Sabiendo que para crecer en una virtud o erradicar un defecto concreto no se logra “por arte de magia” ni de la noche a la mañana, sino que es tarea de muchos años o incluso de toda una vida.

    El pensador Romano Guardini decía con sabiduría, que tenía capital importancia para no desenfocar el sentido de la existencia, ser profundamente feliz y no caer en la desesperación: el aceptarse a sí mismo; aceptar a los demás como son y aceptar la realidad circundante tal y como se nos presenta. Sin duda, es una invitación a ser realistas y a partir de esos hechos, intentar mejorarlos dentro de lo humanamente posible.

     

     

    El que pone su fundamento en Dios vive de la esperanza ya que esta virtud es fuente de alegría y permite soportar con paciencia los sufrimientos y penas. Sobre todo, porque se tiene el convencimiento de ser su hijo muy querido, y entonces, se tiene la seguridad de que, si se da una buena batalla por mejorar, Él pondrá el incremento para lograr esas metas y anhelos en cada una de nuestras vidas.

    A todos mis amables lectores y a sus familias les deseo una muy Feliz Navidad y un Año Nuevo lleno de logros y prosperidad.

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