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"EDITORIAL"

"Un antes y un después"

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23/04/2018

    Editorial

    El discurso de Heráclito no puede ser más vigente en este momento, el ambiente político en México se mide ahora entre un antes y un después del primer debate entre los candidatos a la Presidencia de México. 

    El antes se remonta a la decantación de los candidatos, sus pugnas y movimientos para lograr ser los elegidos por cada uno de las coaliciones o alianzas.

    Luego siguió la confirmación, el registro y las llamadas precampañas que desembocaron en campañas llenas de noticias falsas y señalamientos de todos contra todos.

    En vísperas del debate se movió todo el oficialismo y algunas almas bien intencionadas para revertir la popularidad del candidato puntero en las encuestas.

    Y el momento llegó, y como se esperaba, el rival, aunque algunos lo trataron como auténtico enemigo, fue solo uno.

    El primer segmento se vivió entre remembranzas de López Obrador de cuando fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y las consabidas descalificaciones a la amnistía planteada por él de parte de los demás candidatos.

    En el segundo segmento se analizó el clima de violencia y en específico desde 2008, lo cual provocó lapsus en la candidata independiente Margarita Zavala; y luego la queja de López Obrador de que le echaban montón. 

    Y llegó el tercer segmento, se analiza la corrupción y todos repiten su discurso de campaña y los señalamientos a sus oponentes, porque todos son corruptos menos el que habla.

    Lo que siguió fueron reiteraciones a señalamientos que se han ventilado al curso de toda la campaña; el tono chusco lo puso López Obrador en más de dos ocasiones.

    Lo que siguió fue copia del inicio y la parte media, nada que aportar aparte del fenómeno mediático.

    Como dicen analistas, los debates no influyen en la intención del voto. 

    Los candidatos ya tienen su carga de votantes y con el debate solo se afianzaron las preferencias ya tomadas.

    Lo que sí es evidente es que después de este debate, el comentario cotidiano del lunes ya no será igual y las perspectivas son otras para cada habitante de este país. La dialéctica en su actual expresión. 

    El río se llama igual, corre por el mismo cauce, pero no son las mismas  aguas.

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