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"Malecón de Mazatlán"

"‘Un golpe bien dado’"

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MALECÓN
19/05/2017

    El asesinato de Javier Valdez fue un gran golpe de miedo dado por la “corrupción organizada”, al utilizar su memoria, una intachable, para callar a los demás, advirtió Manuel Clouthier Carrillo.

    El Diputado federal independiente sostuvo que falta incluir en las líneas de investigación la vertiente de “corrupción organizada”, la cual ha mandado mensajes en muchas ocasiones, agrediendo a periodistas y activistas con el fin de callar.

    Advirtió que el asesinato de Javier es un “golpe demasiado bien dado”.

    “Está demasiado bien dado como para ser un acto fortuito... eso a mí me hace pensar que tiene que analizarse una vertiente también, ya no criminal, sino de la parte del poder”, advirtió.

    Para Clouthier Carrillo, el asesinato debe generar un movimiento mayor que rompa con el objetivo de esa “corrupción organizada” que citó, porque de lo contrario el miedo habrá dominado y los asesinos habrán ganado.

     

    Velocidad de tortuga

    Es desesperante la dinámica de nuestras autoridades cuando se trata de diseñar estrategias en contra del narcotráfico.

    Ayer se reunieron funcionarios de la talla del Secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, y el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Los dos más poderosos políticos mexicanos después del Presidente Enrique Peña Nieto.

    Del otro lado de la mesa se sentaron los secretarios de Estado, Rex Tillerson, y de Seguridad Nacional, John Kelly, representantes del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

    El encuentro se planteó para iniciar el diseño de una estrategia conjunta en contra del crimen organizado que produce, transporta e inunda de drogas, desde México, a Estados Unidos.

    El encuentro no consiguió concretar ningún acuerdo definitivo, digamos que fue un round de calentamiento.

     

    Conclusiones

    El Secretario de Estado, Rex Tillerson, aceptó que Estados Unidos es uno de los orígenes del problema del narcotráfico debido a su “epidemia” de adicciones. Algo que desde hace décadas viene reclamando el mundo.

    Después fue Luis Videgaray el que mencionó otra de las conclusiones que parece sacada de un experto en narcotráfico... pero desfasado.

    Nuestro flamante canciller aseguró que llegaron a la conclusión de que hay que ver al narcotráfico como un “gran negocio” y no solo como una actividad ilícita.

    Al paso que vamos, nuestros políticos y sus pares estadounidenses necesitarán otros 60 años para darse cuenta que el narcotráfico ha dejado miles de muertos, miles de desaparecidos, miles de enfermos y millones de ciudadanos hartos de que no sean capaces de cambiar sus estrategias y comenzar a dar resultados positivos.

     

    De Sinaloa a Trump 

    El ex director del FBI con los presidentes de Estados Unidos George Bush y Barack Obama, Robert Muller, será el encargado de investigar al actual Presidente Donald Trump por su presunta relación con Rusia durante la campaña presidencial, donde el republicano venció a la demócrata Hillary Clinton.

    Resulta que Muller es interesante para los sinaloenses porque este funcionario reconoció por su trabajo y de manera pública al mismísimo Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, “Chuy Toño”, cuando este era director de la Policía Ministerial de Sinaloa con Mario López Valdez.

    El agente especial deberá aclarar si el Mandatario estadounidense mintió sobre sus presuntos vínculos con el archirrival de los Estados Unidos.

    De pasada que venga y nos explique por qué premió a un policía que nunca resolvió los graves problemas de violencia que vive Sinaloa.

     

    Crimen silencioso

    En el más absoluto silencio y sin que nadie haga algo por detenerlo, el desplazamiento de los habitantes de las zonas rurales de Sinaloa continua.

    Los especialistas aseguran que uno de los peores exilios es el económico, cuando se refieren a los millones de mexicanos que abandonan sus hogares en busca de una mejor vida, pero pocos se ocupan de las miles de familias que abandonan sus hogares simplemente por miedo, y la mayoría de las veces sin una perspectiva económica en el horizonte.

    Aunque algunos de los desplazados, sobre todo los jóvenes, pueden adaptarse más fácilmente a las ciudades a donde llegan, la mayoría simplemente engrosa las zonas más pobres.

    La verdadera tragedia la viven los adultos mayores, quienes abandonan una vida completamente diferente a la ciudad, pierden lo que construyeron durante años y difícilmente encuentran un oficio que les permita ser autosuficientes.

    Hacinados en pequeños cuartos, viviendo de prestado o arrimados con familiares, los viejos son quizá las principales víctimas de la violencia en la sierra.

    Huyen tratando de escapar de la muerte a manos de la delincuencia organizada y terminan muriendo lentamente en los cinturones de miseria de las ciudades sinaloenses, mientras los mata la nostalgia. 

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