"Un intolerante por cada político. Elecciones: periodismo peligroso"

Con el regreso del Partido Revolucionario Institucional a la Presidencia Municipal de Mazatlán volvió también la intolerancia al periodismo crítico, por parte de políticos que hacen de la corrupción su modo de vida y aparte no quieren que la sociedad lo sepa. La estrategia del autoengaño, expandida como ley de validez general, por los monarcas con coronas de oropel. 

Sinaloa se ha convertido en un laberinto de intereses políticos donde el periodismo se sitúa en alto riesgo. Como si no bastara con el desasosiego que afecta a la prensa, como si no fueran suficientes los crímenes contra Javier Valdez, el 15 de mayo de 2017 en Culiacán, y Gregorio Rodríguez, el 28 de noviembre de 2004, en Escuinapa, entre otros. 

En ese apotegma de que al pueblo no se le informa, se le engaña, cayó Jorge Abel López Sánchez, aspirante priista a la Alcaldía de Mazatlán, en una especie de "quítate que ahí voy yo" para desplazar a Fernando Pucheta Sánchez en el sitio que ocupaba como la amenaza número uno para los periodistas del sur. 

La intimidación a una reportera radiofónica después de que entrevistó a López Sánchez sobre la gran piscina de aguas negras en que acabó el tiburonario del Acuario Mazatlán, es otro indicio preocupante de que la impunidad en casos de agresión a periodistas tiende a envalentonar a cualquier sujeto cegado por el sectarismo electorero.  

El analfabetismo en materia de libertad de expresión se volvió el mal de nuestro tiempo. Los neandertales ávidos de poder quieren saciar esa sed con la sangre de periodistas, porque saben que a este sector la justicia lo tiene abandonado y lo pone en el blanco de campañas y apetitos electorales que son, ya, una amenaza para la prensa profesional. 

López Sánchez y Pucheta Sánchez no son los únicos como tampoco tiene el PRI el monopolio de los ataques a la libertad de expresión en Sinaloa. Si acaso son reflejo y recrudecimiento de la mentalidad que toma fuerza en políticos y gobernantes que ven y capitalizan la indefensión jurídica y laboral en que se encuentra el periodismo en Sinaloa. 

Urge poner un hasta aquí. El fortalecimiento democrático de Sinaloa tiene todo que ver con el apuntalamiento de las garantías constitucionales. Los pretensos a cargos de elección popular poseen el derecho a participar sin más restricción que aquella que les establece la ley; al periodismo le toca la función de informar con el amparo de los artículos sexto y séptimo constitucional. 

La tentación por el elogio al unísono continúa viva sin entender que el encantamiento de los ciudadanos no es a través de la mentira replicada en los medios. Al menos no debiera serlo. Y que aun en los polos opuestos asignados por la naturaleza de cada uno, la política y el periodismo pueden fortalecer y defender el único punto de encuentro para ambos: edificar una nueva sociedad sobre cimientos de legalidad, respeto y bienestar común. 

En tal utopía de pleno siglo XXI avanzamos en romper las barreras que impiden concretarla. Hoy el elector reflexiona la emisión del voto, los partidos políticos y sus candidatos se hallan bajo la lupa ciudadana y el periodismo afina los instrumentos para conjeturar cada vez menos y demostrar cada día más.  

Re-verso 

Jorge Abel con esa acción, 

Le da ayuda a Pucheta, 

Empujando la carreta, 

Que lo lleva a la reelección. 

Aviso a tiempo 

Focos de alarma están encendidos en Sinaloa debido al fanatismo que emana desde las tribunas para la difamación y la instigación que ha instalado el Partido Sinaloense. Esas voces que incitan a acabar con las opiniones discordantes al proyecto político que encabeza Héctor Melesio Cuén Ojeda, conllevan el peligro de que pasión y violencia hagan el resto contra periodistas o quienes hacen uso del derecho de expresarse. Los hacemos responsables.

alexsicairos@hotmail.com