|
"OPINIÓN"

"Un propósito de año nuevo que te cambiará a ti y al mundo"

""

    ¿Todavía te encuentras deliberando qué incluirás en la lista de propósitos de año nuevo?

     

    Es una labor industriosa sortear cuáles serán los propósitos de baja categoría y cuáles serán aquellos que realmente queremos cumplir, esos que merecen toda nuestra fuerza de voluntad renovada por el año nuevo.

     

    Resulta particularmente difícil elegir de entre toda una plétora de categorías: Salud, dinero, altruismo, etc. Pero a fin de cuentas, la premisa de este ejercicio es comprometerse con mejorar y renovarse, de presentar al mundo la versión 2.0 de uno mismo.

     

    ¿Por qué no matar varios pájaros de un tiro? Hay un propósito de año nuevo que cubre distintas categorías y que realmente tendrá un impacto sobre tu vida, tu entorno y el mundo. Me refiero a ser vegetariano.

     

    Los sinaloenses nos caracterizamos por ser presas fáciles de las modas; sin embargo, dejar de consumir carne es una tendencia la cual no ha sido muy bien recibida en nuestra sociedad.

     

    Esto no es sorprendente en una cultura donde uno de los rituales más sagrados incluye un "ochito platicador" y ofrecer al fuego los restos desmembrados de una res (carne asada) u otro animal. Esto está profundamente arraigado en nuestra psique, nos jactamos de comer carne como si fuera algo reservado para los dioses y ridiculizamos a quienes optan por una alternativa al consumo de animales.

     

    Con la llegada de la tecnología, la industria de la carne ha alcanzado proporciones titánicas. Actualmente abundan las mega-granjas donde el ganado se mantiene confinado en condiciones deplorables durante toda su existencia, con el único fin de ser sacrificado. Debido a las condiciones de hacinamiento, a estos animales se les administran antibióticos y otros suplementos de manera permanente para evitar que su sistema colapse y obtener así, mayor rendimiento. Eventualmente, toda esa inmundicia que le administraron al animal termina siendo consumida por los humanos.

     

    Si la empatía por otro ser vivo no es razón suficiente para dejar el consumo de la carne, existen muchas otras razones que tal vez reverberarán más en tu conciencia.

     

    Hay un sinfín de evidencia científica que revela que el consumo de carne incrementa directamente la mortalidad total, enfermedades cardiovasculares, cáncer colorrectal, diabetes tipo 2, enfermedades neurodegenerativas, obesidad, entre otras.

     

    Además del menoscabo infringido a los animales (incluidos los humanos), hay otra entidad que resiente más el impacto del consumo de la carne, el planeta Tierra.

     

    El impacto ambiental derivado de la producción de carne es increíble. Se estima que esta industria origina el 14.5% de las emisiones de gas de efecto invernadero. Esto es más que todas las emisiones producidas por todos los automóviles, trenes, aviones y navíos del planeta combinados.

     

    Asimismo, el producir un solo kilogramo de carne requiere 13 kilos de granos y 30 kilos de heno; esto además se traduce en el gasto de 100,000 litros de agua para cubrir estos requerimientos de producción. La obtención de alimento destinado para el ganado no es eficiente. A nivel mundial, un tercio del producto producido por el cultivo de granos y hortalizas es reservado para el consumo animal. Destinar todos estos recursos para la producción de carne es ridículo, ya que pudieran ser consignados directamente para el consumo humano.

     

    Dejar de consumir carne no es algo fácil, modificar un estilo de vida tan arraigado resulta difícil de asimilar, pero se puede lograr. Tan solo basta con hacer un ejercicio de conciencia y darnos cuenta de que el consumo de la carne es una conducta autodestructiva. Las acciones autodestructivas pueden ser deliberadas, impulsivas, o desarrolladas como hábito, pero pueden ser revertidas con pequeños cambios graduales.

     

    Y así como muchas otras conductas autodestructivas, el consumir carne eventualmente terminará en un extremo del espectro: la defunción de nuestra especie y/o nuestro planeta.

     

    La humanidad está empezando a resignar su naturaleza egoísta y egocentrista; no obstante, aún estamos lejos de la colectividad necesaria para lograr evitar nuestra propia destrucción. Todos somos parte de todo. Si no logramos reducir el consumo de la carne, será virtualmente imposible revertir el proceso de calentamiento global, así como la contaminación de nuestro único hogar, el planeta tierra.

     

    Dejar de comer carne es un propósito, no sólo válido, sino también necesario.

     

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!