|
"LA NUEVA NAO"

"Un triunfo del espíritu"

""
LA NUEVA NAO
23/09/2017

    El 12 de mayo de 2008 hubo un terremoto devastador en una provincia del oeste de China, que le costó la vida a más de 80 mil personas. A casi cinco años de esa fecha, volvió a temblar en la misma zona. Liao Zhi, una bailarina de 29 años que fue víctima del primer desastre, estuvo en primera fila en el segundo, junto con las fuerzas de rescate.
    Cuando el terremoto de 2008 destruyó varios poblados, se colapsó por completo el edificio donde Liao Zhi estaba con su hija y su suegra. La pequeña de 10 meses murió en el acto, y su abuela —que le repetía a su nuera que no se preocupara, que la niña ‘estaba dormida’— murió después de 10 horas; Liao Zhi siguió prensada entre los escombros durante 16 horas más. Durante todo ese tiempo, su padre —que había perdido a su esposa— se pasó caminando entre las ruinas, sin dormir, repitiendo el nombre de su hija sin saber si estaba aún ahí, diciéndole que esperara un poco más. Los rescatistas le imploraban que se retirara a descansar, pero él nunca dejó de hablarle. Cuando la hallaron, sus piernas estaban deshechas. Le fueron amputadas por debajo de la rodilla para poder rescatarla. Al poco tiempo, su marido se separó de ella.
    Después de estos sucesos difícilmente concebibles, Liao pasó meses en una profunda depresión y contemplando el suicidio día tras día, aunque esto no lo confesó sino hasta mucho tiempo después para no preocupar a su padre, que se mantuvo a su lado día y noche. Junto con el personal del hospital que trataba de animarla, diciéndole que “debía seguir bailando”; y más tarde los voluntarios de una organización cristiana de ayuda que le consiguieron acceso a mejores prótesis y le animaron a leer la Biblia, eventualmente lograron que empezara a reconstruir su vida y a entrenar de nuevo con piernas artificiales.
    La frase al principio de este artículo no es un error, Liao Zhi sigue siendo bailarina; junto a su maestro desarrolló su propia “técnica sin pies” y se hizo famosa por su “Danza del Tambor” en la que baila y hace ritmos sobre la superficie de un tambor gigante. Se ha convertido en una figura nacionalmente reconocida por su coraje y además de seguir bailando se dedica a organizar eventos de recaudación de fondos para diversas causas de ayuda a gente necesitada o víctima de desastres. Un terremoto de magnitud 8 casi acaba con su vida, pero no pudo destruirla.
    Seguramente tras la calamidad en México escucharemos también de historias de triunfos del espíritu. Estas líneas son para México.
    El autor es académico ExaTec y asesor de negocios internacionales radicado en China

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!