"Valdés y Pucheta quieren más Un fugaz sueño reeleccionista"

Lo que hagan o dejen de hacer de aquí a marzo los alcaldes de Culiacán, Jesús Valdés Palazuelos, y de Mazatlán, Fernando Pucheta Sánchez, definirá si los ciudadanos de ambos municipios les extienden tres años el plazo de Gobierno o si en la elección del 5 de junio les aplica la revocación de sus mandatos.

Tienen todavía poco más de seis meses para recomponerse, pues de realizarse la votación constitucional en estos días lo más seguro es que Valdés y Pucheta tendrían que irse a sus casas, cortando de tajo la breve quimera del poder donde los problemas son mucho más grandes que la capacidad para resolverlos.

Inclusive, por más descabellado que parezca, el edil de Mazatlán tiene mayores posibilidades de reelegirse tomando en cuenta que la obra pública que el Gobernador Quirino Coppel realiza en Mazatlán supera con mucho la que se efectúa en Culiacán, operando el paisanaje con el inequitativo trato al sur y al centro.

En Mazatlán, acciones como el embellecimiento del centro histórico, la remodelación del malecón y el saneamiento ecológico de la zona del faro operarán en su momento para que los electores le puedan perdonar a Pucheta ese estilito chocante de gobernar que ya tomó como diversión instigar a la gente contra todo y todos.

Lo que podría echarle a perder a Pucheta su ardid reeleccionista es la colección de enemigos que completa en ocho meses de llevar las riendas del Ayuntamiento.

Esos adversarios ganados a pulso comienzan a acercarse a Alejandro Higuera y Jorge Abel López que se preparan para competir por el retorno a la Presidencia Municipal.

En lo que respecta a Jesús Valdés, de insistir en romper la maldición que ha impedido a un Alcalde de Culiacán saltar a la titularidad del Gobierno del Estado, en marzo próximo deberá renunciar como Presidente Municipal para buscar la reelección en el mismo cargo, en la votación constitucional de 2018.

Todo indica que el proyecto reeleccionista del edil culiacanense sigue adelante y que acortará tres meses su periodo de por sí trunco, jugándose el puesto en la elección que será algo así como el referéndum de ratificación o del adiós frustrante y definitivo.

Existe el riesgo de que la aspiración de "Chuy" Valdés por relevar a Quirino Ordaz Coppel en la gubernatura sea cortada de tajo por ciudadanos que no están conformes con la forma en que ha manejado los problemas del municipio, sean sencillos o complejos. Le ha sobrado carisma, sí, pero le falta oficio político.

Aparte de verse rebasado por la inseguridad pública, mal estado de vialidades y con una semaforización que ni las ciudades más rezagadas tienen, el lastre de la impunidad ofrendada al ex Alcalde Sergio Torres Félix le significa una cara factura a pagar. Además para el PRI es una prioridad ganar la votación en Culiacán y sostenerse a la vez en la corriente interna contra los chapulines de la política.

Pero falta lo peor: para marzo próximo, cuando por ley tengan que renunciar para aspirar a ser reelectos, Chuy Valdés y Fernando Pucheta enfrentarán la estampida del voto antipriista como herencia maldita que les dejará Enrique Peña Nieto.

Re-verso

La deberían de pensar,

En eso de ser reelectos,

Pues quién va a ratificar

A tan fallidos proyectos.

Dos en uno

Ni Margarita Zavala, con el fantasma de Felipe Calderón encima, ni Ricardo Anaya, con la mala fama del súbito enriquecimiento, tienen segura la candidatura del PAN a la Presidencia de la República. Por eso están buscando a uno que dentro del mismo estuche traiga dos: ícono anticorrupción y electoralmente competitivo. ¿Por qué voltean a Sinaloa?

alexsicairos@hotmail.com