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"A LA INTEMPERIE"

"Convierten camellón en sala de espera del Hospital Pediátrico, en Culiacán"

"En improvisadas camas con colchones viejos, cartones y cobijas, familiares de pacientes esperan noticias"
20/04/2018

José Manuel Prieto

CULIACÁN._ Parapetados en el camellón del bulevar Constitución, en camas improvisadas y hasta en hamacas, familiares de pacientes del Hospital Pediátrico de Sinaloa aguardan noticias de sus enfermos.

Algunos se quejan de las condiciones en las que tienen que cuidar a sus familiares enfermos o esperar noticias de ellos.

Por la noche duermen en sus improvisadas camas, construidas algunas con colchones viejos, otras con cartones y cobijas, a la intemperie, con el cielo y los árboles del camellón como techo.

María Guadalupe Félix Benítez es una de las mujeres que tienen que pernoctar en esas condiciones, mientras espera que le den de alta a su nieto, el cual nació con un soplo en el corazón.

“Tenemos que dormir aquí afuera para estar al pendiente, tenemos que esperar la hora para que nos den información”.

La mujer lamentó que el Hospital Pediátrico no cuente con una sala de espera grande o un espacio para que los familiares de los pacientes se instalen en espera de noticias o del informe médico que les dan cada ciertas horas.

“Aquí no hay dónde esperar, por eso tenemos que estar aquí en el camellón, en la día de perdida nos dejan entrar al baño, y solo hay dos baños, uno para hombres y otro para mujeres con una sola taza cada uno y no es suficiente para todos, somos muchos”.

En la misma situación de María Guadalupe se encuentran varias mujeres y algunos hombres que esperan que den de alta a sus hijos o familiares, para dejar el espacio en el camellón a otros.

“Pues no hay más, oiga, aquí tenemos que aguantarnos, no hay de otra, ni modo que dejemos a los nuestros aquí, tenemos que jalar a como sea, por eso estamos aquí”, comentó otra mujer que prefirió el anonimato.

Les llevan comida

Otras madres de familias comentaron que afortunadamente por la comida no se preocupan, ya que grupos de personas religiosas y de asociaciones civiles les llevan alimentos tres veces al día.

“Nos traen tacos, tortas, barbacoa, de diferentes comidas, gracias a Dios hay personas bondadosas y por eso nos ahorramos lo de la comida, sino fuera más gasto para nosotros”.

 

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