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"CONCORDIA"

"Deleitan a turistas raspados ‘El Chimi’"

"Desde hace más de 40 años se consolida en el gusto de la ciudadanía"

CONCORDIA._ De ciruela, fresa, piña, mango, de leche o mixtos, son los raspados que “El Chimi” se ha dedicado a vender por más de 40 años, consolidándose como el vendedor de estos postres tradicionales para el paladar de turistas y locales en el municipio de Concordia.

No hay persona que haya ido a Concordia que no haya probado al menos uno de sus raspados, según comentaron ciudadanos. Y es que su humor y el sabor de cada raspado se ha ganado además de clientes, el cariño de quienes lo conocen.

Fue un 19 de enero de 1965 cuando “El Chimi” decidió armar una carreta y adaptarla para colocar sus jarabes, las barras de hielo y caminar por el municipio para gritar “llegaron los raspados”.

Con el tiempo la gente lo identificó y ahora, Raspa2 “El Chismoso” ha pasado por el gusto de artistas, políticos y todo aquel que va y no puede irse de Concordia sin probarlos.

“Toda mi vida he vendido raspados, soy una leyenda porque fui de los primeros, sino es que el primero, antes podía caminar bien y andaba de arriba para abajo, ahora me ayuda mi hermano, ‘El Dimas’ y juntos andamos vendiendo, del sabor que tenga ese te va a gustar, siempre vuelven por más”, declaró “El Chimi”.

Tiene una carreta de color rojo, con lonas a su alrededor pero una en particular que presume como parte de su esencia, la que tiene como leyenda la fecha de sus inicios y que con orgullo presume como si fuera ayer cuando comenzó.

“El favorito es el de ciruela, con leche o sin leche, pero es el que más se vende, es que aquí le ponemos ciruelas, para que sepa más a fruta, cuando los turistas vienen siempre me buscan, vienen de todos lados por un raspado de ciruela, la verdad es que nos salen bien sabrosos”, comentó.

Y a pesar de que su hermano le ayuda con la venta de raspados, debido a una operación y la colocación de un marcapasos que le impide hacer esfuerzos, se ayuda con un bastón poder caminar, aún cuenta con la fuerza para raspar el hielo y colocarlo en cada vaso desechable, “¿de qué sabor, joven?”, repite mientras acomoda el vaso en la carreta.

En su sonrisa se le ve el orgullo de portar el mandil, de servir y saber que cientos de personas han probado sus raspados.

 

 

 

“Toda mi vida he vendido raspados, soy una leyenda porque fui de los primeros, sino es que el primero, antes podía caminar bien y andaba de arriba para abajo, ahora me ayuda mi hermano, ‘El Dimas’ y juntos andamos vendiendo, del sabor que tenga ese te va a gustar, siempre vuelven por más”.

“El Chimi”

Vendedor de raspados

 

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