"Día Internacional de la Mujer: María Félix, ‘La Doña de los Libros’"

"En un estado violento como Sinaloa, la lectura es la aguja que puede componer el tejido social, asegura María Félix Raygoza, ganadora del Premio Nacional de Fomento a la Lectura 2017, quien es parte de la Cruzada para Mejorar la Comprensión Lectora de los Estudiantes sinaloenses"

MAZATLÁN._ María Félix nos mira con sus ojos tristes. Se sienta junto a su estante de libros y toma uno para la sesión de fotografía: “2666”, de Roberto Bolaños. Es uno de sus favoritos. Al igual que el color rojo, que la abriga a sus espaldas. La cortina deja pasar esa luz escarlata que le aviva el rostro.

Y habla de aquello que considera su misión de vida, pero también un poderoso artilugio: “Hay muchos hechos desafortunados en nuestro estado, en Sinaloa, muchos hechos violentos, y si pensamos en un instrumento para surcir ese tejido que está desgajado, yo pienso que esa aguja debe ser la lectura”.

Artemarcialista, comunicóloga, profesora de secundaria, asesora técnica pedagógica, fabricante de cerveza artesanal... Desde hace unos ocho años añadió una nueva faceta: mediadora de salas lectura, donde lo mismo trabaja con niños, maestros o estudiantes, que con los internos del centro de rehabilitación, quienes intentan curarse las heridas que les ha dejado su adicción a las drogas.

Sus esfuerzos, junto a la red de promotores voluntarios del programa Salas de Lectura, la han llevado a ganar el Premio Nacional de Fomento a la Lectura 2017 bajo esta modalidad, convocado por la Secretaría de Cultura, la Secretaría de Educación Pública, la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), entre otras entidades que tienen el objetivo de reconocer a los ciudadanos cuya contribución en esta tarea resulta significativa.

 

La lectura como bien comunitario

María Félix Raygoza Viera es su nombre completo. Lo de “María Félix” le ha traído bromas y comparaciones con “La Doña”, la diva del Cine de Oro, pero su historia es más dolorosa. Lo de María le viene por vía paterna y lo de Félix por su abuelo, quien murió días después de que ella se asomó a este mundo por primera vez. Hija de una maestra de educación básica, nació hace 42 años en El Roble, una comunidad de la zona rural de Mazatlán.

Asegura entre risas que no le molesta el mote de “La Doña”, porque en realidad aspira a ser “La Doña de los Libros”. Por eso se ha integrado al equipo de la Cruzada por la Lectura que impulsan la SEPyC y El Colegio de Sinaloa.

Para ella, el hábito de leer aporta beneficios para todos los seres humanos, sin importar cuál sea su condición. Pero más allá de las ventajas en lo individual, María Félix le apuesta a un cambio social, que culmine en la formación de ciudadanos más conscientes y pacíficos.

Esto es algo que en Sinaloa se ha transformado en un imperativo, al ser un estado estigmatizado por la violencia, el narcotráfico y un alto índice de feminicidios.

“Hay quienes leen de una manera egoísta y eso les trae beneficios personales, y está bien, es una manera de aprovechar el bien que hace en ti la lectura. Sin embargo, la lectura también tiene fines comunitarios, al lograr que la persona que lee e interioriza esos textos entienda al otro y se convierta en un ser más empático”, argumentó.

La formadora de lectores apuntó que, además de las capacidades intelectuales, la literatura contribuye a arraigar valores como la tolerancia, el diálogo, la empatía, y por lo tanto, eso genera mejores acciones entre los miembros de una sociedad y estrategias no violentas para resolver conflictos.

Como maestra de secundaria, primero de educación física y luego de español, ha presenciado los estragos de la violencia en los adolescentes, pero también en niños y niñas, quienes se enfrentan a riesgos en el contexto actual, por lo que ve necesario fortalecerlos a través de actividades culturales como la lectura, que puedan ayudarlos a entender su realidad y a refugiarse de ella.

 

Contra la obligación de ser bella

A propósito del Día Internacional de la Mujer, María Félix Raygoza Viera reflexiona sobre la manera en que las historias que se leen y se transmiten a los pequeños pueden hacer una diferencia en relación con la equidad de género.

“De entrada, esto puede pasar si les leemos a nuestras chicas no solamente esas historias que repiten ciertos modelos, donde la niña tiene que ser la princesa, sino más bien les leemos la historia donde la niña sueña con ser una mujer que decide lo que quiere para ella y puede ser lo que ella desea”.

Dijo esto mientras mostraba el libro “Historias para niñas rebeldes”, de Elena Favilli, sobre mujeres que se atrevieron a romper estereotipos.

En particular en Sinaloa esto es muy importante, aseveró, porque las niñas experimentan una fuerte presión por los estándares de belleza.

“Se trata de generar una fortaleza en la autoestima de nuestras niñas, porque sobre todo en esta sociedad sinaloense sufren una gran presión, y todo tiene que ver con el culto a la estética. No digo la belleza porque toda mujer es bella, pero hay un culto a la estética mediatizada, pienso que la lectura puede borrarles un poco este chip”.

Consideró que todavía se pelea contra los esquemas machistas en las instituciones, incluso en el ámbito de la educación y la cultura, donde muy pocas mujeres acceden a la toma de decisiones.

“Esto empieza a abrirse, pero muy lentamente...”, criticó.

 

La lectura, una luz en el camino

Una experiencia que ha marcado su vida es la sala “Una luz en el camino”. Todo inició por un trueque. Uno de sus primos había ingresado al centro de rehabilitación del mismo nombre, y para compensar una parte del costo del tratamiento, ella y su madre, la maestra Julia Viera, se armaron de libros y rompieron los miedos para abrir este nuevo espacio. Ahora su familiar se encuentra libre de adicciones, pero ellas continúan acudiendo cada lunes, religiosamente, para llevar un poco de esperanza a los internos.

Con este trabajo lleva más de dos años, y relata cómo ha sido la transición de los nuevos lectores: “Desde que llegamos nos recibieron maravillosamente, no puedo encontrar otra palabra, el cambio en ellos hacia la lectura ha sido muy positivo. Lo mejor, cuando les digo quién quiere leer y veo seis o siete manos levantadas”.

No sólo eso, cuenta emocionada, los chicos han comenzado a producir sus propios escritos.

“Sabemos que la lectura no les resuelve sus problemas, pero sí les abre nuevas perspectivas para poder hacerles frente”, señaló la mediadora.

Un día, María Félix compartió esta evv xperiencia en respuesta a la convocatoria del Premio Nacional de Fomento a la Lectura y Escritura. Cuando recibió una llamada para informarle que resultó ganadora, las lágrimas no pidieron permiso.

Su sonrisa vuelve cuando habla de sus próximos proyectos, como el de recorrer todo el estado llevando consigo su “aguja” durante la Cruzada por la Lectura, con la cual se busca elevar la comprensión lectora de los estudiantes sinaloenses.

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