"Educación en la familia: Para facilitar las cosas"
Para facilitarnos la tarea de formar a nuestros hijos como buenas personas, hay que tener en cuenta que, en la naturaleza, todo es cíclico y rítmico: la Tierra tiene días y noches; entre ellas, horas, y tiene estaciones.
Cuando afectamos la naturaleza, ya estamos viendo que el clima se vuelve loco y no están bien marcadas las estaciones; cuando cambiamos el horario, a unos más a otros menos, pero nos cuesta adaptarnos.
Antes había mangos en una época del año y en otra manzanas, periodos de plantación y de cosecha, no de todo el año completo, el resultado es que la tierra se agota, que hay que poner más fertilizantes que resultan tóxicos y pesticidas. Es un hecho que la naturaleza siempre se cobra.
Si somos seres vivos como las plantas y los animales, también los tenemos y si nos los respetamos y aprovechamos, luego será más difícil nuestra tarea de papás.
En fin, lo que tiene vida tiene ciclos y ritmos, pero cada quien tiene los propios, algunos ciclos aparecen más o menos en la misma edad en todos, pero depende de muchas cosas, como el entorno en que se desarrolle cada niño, la alimentación, el tipo de familia, si es funcional o no; el tipo de ciudad, pueblo o región, si es en el campo o la ciudad, el tipo de estímulos y la genética, es decir, que los ciclos de un niño en el campo no serán iguales que los de quien vive en la ciudad, unos y otros madurarán más pronto en diferentes cosas.
Entonces, el secreto es que los padres deben estar, y no solo estar, sino al pendiente porque no hay de otra.
Las edades en que dos hermanos comienzan a caminar uno a los 9, otro a los 11 meses, o dos hermanas comienzan a menstruar, una a los 10 años, otra a los 12.
Y así como los ciclos son diferentes, los ritmos también. Hay un ritmo vital (abrir-cerrar) y un espiral (de abajo a arriba). El conocimiento, por ejemplo, ocurre en forma espiral. Para aprender a multiplicar, primero aprende a sumar y antes a agrupar, botones, palitos o lo que sea. Un ciclo se cierra y otro se abre; al caer los dientes de leche, salen los definitivos.
Hay ritmos internos y externos, entre los externos están el día y la noche, las estaciones del año, los hábitos, rutinas y horarios.
Los internos son las diferentes fases del desarrollo humano en todos sus distintos aspectos, físico, intelectual, psíquico, emocional y espiritual, y los padres debemos estar atentos a que cada uno de estos se desarrolle, no se quede ninguno estancado y, si es posible, que crezcan parejo en todos.
Y durante estos ciclos y a diferentes ritmos, se dan los periodos sensitivos, que en cada uno de ellos es más fácil aprender ciertas cosas, por ejemplo, a un niño que está aprendiendo a hablar, su papá le habla en francés, su mamá en inglés y sus abuelos en español, aprenderá los tres sin que se esfuerce, pero si quiere hacer lo mismo a los 20 años o 30, apenas que tenga esa habilidad especial para idiomas, le costará mucho trabajo.
Si a los 4 años aprende a andar en bicicleta facilito, después costará mucho trabajo. Así con todo, hay momentos en que solito sale y debemos aprovechar, por ejemplo, en algún momento, al pequeñito ya no le gustará que lo vean desnudo y en lugar de reírse o no hacerle caso, es momento de enseñar el valor de la intimidad y el pudor.
Normalmente, los chiquitines son egoístas; en algún momento no quieren prestar nada, ni a su mamá, pues es el momento de enseñar la generosidad y la empatía, “te gustaría que a ti…”.
Hay otra época en que son muy justicieros y entonces hay que educar en la justicia, en qué consiste, que no es dar a todos igual.
La edad para aprender el orden es desde que nacen, primero con horarios para todo, flexibles, pero no tanto que se pierdan siempre; luego, a como va creciendo, a guardar sus juguetes, sus cajones y sus útiles, que todo tiene un lugar en la casa y ahí deben poder encontrarlo todos y en buen estado.
Si pretenden comenzar a hacerlos ordenados en la pubertad o adolescencia, van a salir chispas y lograr un ambiente rijoso todo el tiempo, enojados ellos y los padres, nada apropiado para buena relación de confianza y confidencia, ¿qué necesidad? Mejor dejarlo así hasta que sea un joven, que se tropiece con la necesidad de ser ordenado y no perder la comunicación entre padres e hijos. Luego sigo.
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