|
"La historia del primer sicario sinaloense"

"El día que el Carnaval mató a un Gobernador"

"En 1944, ‘El Gitano’ asesinó a balazos al Gobernador, Rodolfo T. Loaiza, aprovechando el tumulto"

El Carnaval de Mazatlán da para todo, hasta para matar a un Gobernador.

Era un 21 de febrero de 1944, Rodolfo T. Loaiza, el Gobernador de Sinaloa, asistía a un baile de Carnaval en el Patio Andaluz del Hotel Belmar, donde lo esperaba la gavilla de Los Dorados, al mando de otro Rodolfo, de apellido Valdez Valdez, y apodado “El Gitano”.

El Carnaval era un pretexto para encubrir un asesinato, clímax de una guerra abierta entre agraristas y ejidatarios, salpicada por el nacimiento de bandas criminales apoyadas por el incipiente negocio de los narcóticos.

Los dos Rodolfos pasarían a la historia, uno como el primer Gobernador independiente, el otro como el primer sicario de México, y la historia los uniría una madrugada de Carnaval.

 

Amigo del Carnaval

El Carnaval de Mazatlán le debe mucho a Rodolfo T. Loaiza, entre 1920 y 1940 Loaiza fue uno de los más entusiasta colaboradores de la fiesta grande del puerto, le gustaba la farándula.

El pintor Antonio López Saenz conserva una fotografía en la que su madre fue parte del elenco que participó en una zarzuela que montó, en el Teatro Ángela Peralta, el maestro Francisco Martínez Cabrera, en la que también participó Rodolfo T. Loaiza.

En 1920 fue miembro de la comisión del Malhumor, en las carnestolendas de 1924 organizó la manifestación con la que se promocionó la inminente llegada de la fiesta; en 1931 defendió el uso de las mascaritas en la fiesta.

Rodolfo T. Loaiza, presentando un informe de Gobierno. (Foto: INAH)
Loaiza desempeñó altos puestos en la política nacional y desde la Ciudad de México no sólo entregó su tiempo, también su dinero, para la fiesta porteña, cuando fue Senador, en 1934, su ayuda fue determinante para que se realizara la fiesta, el gestionó que viniera a Mazatlán la Banda del Estado Mayor Presidencial, y ofreció su brazo a la Reina para que ingresara al Cine Royal, donde fue coronada.

En 1938 se encargó personalmente de mandar grabar cinco discos con el himno del Carnaval Los Papaquis, para que se usaran en diferentes eventos y mandó hacer la flor natural que ese año se le entregaría al poeta laureado.

Loaiza, como Gobernador del Estado de Sinaloa, era la mano ejecutora de un programa nacional que inició el General Lázaro Cárdenas, la repartición de tierras, pero además instigó a que se invadieran terrenos de comuneros, por parte de campesinos, para desestabilizar al Gobernador que lo antecedió, con esto creó una de las guerras civiles más cruentas que ha vivido el sur de Sinaloa, bañándolo de sangre.

La violencia se extendió por muchas razones, pero sobre todo porque en el sur de Sinaloa no se repartieron las grandes extensiones de tierra de algunos latifundios que existían en Mazatlán y Concordia; en su lugar, empezaron a repartir las tierras de pequeños propietarios y comuneros, y estos se hicieron de guardias blancas, a las que llamaban Del Monte, que se enfrentaron a los agraristas.

Se dice que fueron los del Monte los que mandaron matar a Loaiza y que contrataron a “El Gitano” para que se hiciera cargo del magnicidio.

 

Crimen de Estado

El salón Andaluz del Hotel Belmar estaba cubierto de talavera de Puebla, evocaba el lujo de las cortes del Al-Ándaluz de Granada en España.

Fuentes y jardines creaban un edén a la orilla del Océano Pacífico, en ese espacio se realizaban los bailes más espectaculares de la primera mitad del siglo 20 en Mazatlán, el clímax de esas celebraciones se alcanzaba en las fiestas de Carnaval.

En 1944, la Reina fue Lucila Medrano, una de las bellezas legendarias del puerto. Su belleza era tal que durante la celebración de los 100 años del Carnaval (1998), ella era una de las más longevas reinas coronadas, sin embargo, fue la que más deslumbró al público por su porte y su belleza. No pudieron competir con ella jóvenes de 20 y 30 años, su presencia fulminó a todas las que la rodearon en la celebración centenaria.

Lucila Medrano, Reina del Carnaval de 1944
Rodolfo T. Loaiza fue amigo del padre de Lucila Medrano y le ofreció que fuera ella la Reina del Carnaval de 1944, junto con su amiga Carmina de Rueda, como Reina de los Juegos Florales.

En la madrugada del 21 de febrero de 1944, Carmina de Rueda presidía el baile del Domingo de Carnaval, en el Patio Andaluz, a un lado de ella estaba sentado Rodolfo T. Loaiza, Gobernador del Estado en ese momento.

Tiempo después, Carmina de Rueda narró que cuando ella se levantó a bailar con uno de sus amigos, Guillermo López Coppel, la canción de El Quelite, fue cuando empezaron los balazos, uno de ellos le chamuscó el vestido.

Mencionó que vio como Loaiza cayó sobre la mesa ensangrentado, volteándose de costado por el peso y luego hasta el piso. Los asesinos se escondieron en unas cortinas que estaban colocadas tras el Gobernador, se acercaron por atrás del político y le dispararon en la nuca.

Irónicamente, los asesinos protegían sus rostros con mascaritas de Carnaval, un atuendo cuyo uso había defendido T. Loaiza.

Rodolfo Valdez Valdez, El Gitano
En la escena del crimen también cayeron muertos un turista estadounidense, de apellido Cotchett, y el joven Rubén Brooks.

Lucila Medrano, Reina del Carnaval, en ese momento se encontraba presidiendo el baile del Círculo Benito Juárez, en los altos de lo que hoy es el Restaurante Pedro y Lola.

La Reina acababa de salir del Patio Andaluz y el Gobernador la iba a alcanzar en el Círculo para ser su acompañante en el El Club Morelos y La Unión de Carreteros, los centros de baile de Mazatlán que eran visitados por la soberana para recibir la pleitesía de sus súbditos carnavaleros.

El ataque de la gavilla fue casi perfecto, pero los escoltas del Gobernador consiguieron herir y detener a uno de los delincuentes, quien finalmente confesaría que El Gitano lideraba el ataque.

El Gitano viviría mucho años más, su estela de crímenes siguió creciendo, fue detenido en varias ocasiones y se fugó de la cárcel para finalmente ser detenido en Guadalajara y trasladado a una prisión en Culiacán, donde murió en 1963.

 

*Con información del libro: Loaiza y El Gitano, de José María Figueroa Díaz

 

Periodismo ético, profesional y útil para ti.

Suscríbete y ayudanos a seguir
formando ciudadanos.


Suscríbete
Regístrate para leer nuestro artículo
Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


¡Regístrate gratis!