"Humanismo médico y deportivo"

Amigo lector de Noroeste, a usted cómo lo ha tratado su médico familiar o cuando asiste con cualquier otro médico, o si va a realizar algún deporte cómo lo recibe y trata el encargado de la cultura física. En otros rubros deportivos, los dirigentes del deporte tienen el perfil para dirigir el deporte, tienen preparación académica (licenciatura o posgrados acordes a la licenciatura del deporte). En México existen personas preparadas en cualquier ámbito. Si bien es cierto que en nuestro país los dirigentes tienen otras ambiciones (no todos), pero la salud no es “cosa de juego” y la actividad física es un factor importante en la calidad de vida, así que es importante que las personas que estén involucradas mínimo tengan una preparación académica acorde a lo que se está ejerciendo y se dedique con respeto conocimiento y humanismo en su enseñanza.

En medicina un “médico deshumanizado” es aquel profesional que se convierte en técnico, con actitud soberbia que impide una comunicación con su paciente, situación que lo lleva a que menosprecie la esencia espiritual del ser humano a una relación médico-paciente despersonalizada, con trato despótico en insensible al dolor humano que lo lleva a la negligencia médica, mala praxis, pseudotratamientos, indolencia, intrusismo y maltrato.

En la actualidad, aunque un servidor en médico, hay verdades que duelen como la pérdida de la imagen humanista que nos identificó con el modelo hipocrático durante milenios, que es sumamente importante en el ejercicio de la medicina clásica. Es cierto que podemos buscar culpables, pero la ética y profesionalismo es personal , así que si queremos decir que los cambios en la sociedad, el avance tecnológico , la globalización, que el tercer mundo, puede que sea una escapatoria, pero el menos culpable es el paciente y éste merece un manejo digno.

En lo deportivo, cuántos entrenadores o “pseudoentrenadores” saben de las diferentes competencias a realizar y a la hora de la competencia “arman” la selección para justificar el trabajo de todo el año, pero a costa de la salud del “atleta”, aquí también tiene la culpa usted padre de familia por permitir a su hijo ir a competir sin haberse preparado para la justa deportiva. Una vez lesionado el “deportista”, quién ve por él, sólo los padres. El muchacho perdiendo clases, y si trabaja, tiene que dejarlo de hacer (pérdidas económicas), también es cierto que existen entrenadores con gran experiencia o de reciente inicio que tienen vocación, humanistas que cuidan al atleta y su trabajo. Estos son los que necesita México.

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