"LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD: Porque reconocer no es rendirse"

Seguimos conversando de la técnica RAIN, me enfoco, al reto de aceptar (A). Generando contexto realizo un breve resumen de las últimas dos columnas podemos afirmar que, cuando sentimos que algo no nos checa, que vivimos inquietos hasta llegar a la ansiedad, que notamos que una situación nos desborda, nos supera, nos damos cuenta de las reacciones inconscientes que experimento ante algo que nos sucede, es el mejor momento para reconocer (R) la presencia de esos pensamientos, emociones, sensaciones, este es un primer gran paso.

El segundo paso es aceptar (A) que no debo pelear contra ello, lo que pienso, lo que siento, porque el resultado sería tan sólo desgastarnos física y emocionalmente. Es un hecho que a todos nos cuesta aceptarnos, porque de manera natural nos aferramos a la posibilidad de que lo que sentimos o lo que nos hace reaccionar de forma no deseada, puede cambiar con el tiempo. Es así como aceptamos el sufrimiento como parte de nuestra vida o nos desplazamos al extremo de rechazar sin contemplaciones lo que nos hace sentir mal.

Si interpretamos que aceptar es vivir con ese tipo de situaciones sin querer cambiarlas, habremos dado un pequeño gran paso para aceptar nuestras emociones y sentimientos, esos pensamientos negativos que solemos evitar para no sentir ese malestar que incomoda, que no queremos, pero que se aferra y está presente.

Para explicarme mejor, les pido imaginar una situación frecuente en algunos de nosotros: Cerremos los ojos y coloquemos en la mente una de esas ideas o juicios de cómo nos gustaría ser, sin defectos, llenos de virtudes; sin limitaciones, saturados de talentos; sin nada que nos turbe, siempre bien enfocados y autodirigidos; sin miedo, repletos de valentía para disfrutar.

Cuando canalizamos nuestra energía a combatir estas condiciones, seguros de que al minimizarlas o eliminarlas seremos mucho más felices, pues seremos más perfectos, cumpliremos con las expectativas de un prototipo impuesto o que hemos permitido que nos hagan creer. En resumen, nuestra fuerza motora y la voluntad la ponemos al servicio de la lucha constante contra la infelicidad misma, y esto nos degasta más. No aceptar, permite perpetuar la negatividad en lugar de liberarla. La psicología positiva nos muestra que existe un lugar en nuestra mente y corazón en el que:

Aceptar no es soportar el dolor abnegadamente, sino que aceptar es dejar de ir contracorriente para intentar evitarlo, acercándonos a un estado de paz que tanto necesitamos.

Aceptar no es resignarse, sino que aceptar es darse cuenta de los verdaderos valores e intereses en los que vamos enfocar nuestra energía.

Aceptar no es ignorar los pensamientos, sentimientos y emociones, sino que aceptar es abrirse a sentirlos y desde ese punto de quiebre aspirar a transformar nuestra mirada.

Desde mi mirada, el gran reto en este segundo paso de la técnica RAIM es que:

Aceptar no es un camino para no sufrir, sino que aceptar es asumir el sufrimiento necesario para crecer y evolucionar en nuestro camino de la vida, interpretando que este ingrediente es básico en la fórmula de la felicidad, y al hacerlo estaremos dispuesto para vivir mejor y de forma más saludable.

Si logramos este pequeño gran paso, estamos listos para avanzar, porque sabemos hacia dónde vamos, alineamos nuestro enfoque, reafirmamos el propósito y empezamos a indagar e investigar (I) los para qué. Definitivamente pensar en el futuro, nos invita a tomar decisiones. Espero me acompañes en mi propio proceso de aprendizaje, en la página Oscar García Coach, tan solo es cuestión de dar un click.