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"EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA"

"La Independencia de México"

"Columna Religosa"
EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA

    Era el día de la celebración de la dolorosa Madre y una nueva redención se gestaba en las tierras del Anáhuac, voces alarmantes habían llegado desde la lejana Península Ibérica, en donde el pie invasor mancillaba la hispana tierra y a su milenaria fe, aquella que en el pastor misionero había detenido la despiadada espada levantada contra los naturales, verdaderos propietarios de estas tierras.

    Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Abasolo y José Jiménez, reunidos están porque los acontecimientos se han precipitado y, Josefa Ortiz de Domínguez, con audacia y valentía, les había informado del descubrimiento de la conspiración; la lucha ya debería dar inicio.

    En ese sorpresivo amanecer, el sentimiento patrio enciende una nueva luz y un sol de esperanza ilumina al pueblo, formado por una raza, producto del mestizaje.

    Una raza por la cual hablaría el espíritu: "Lucharán no contra la Madre Patria, sino contra el mal gobierno que ahora imperaba allá".

    La morena imagen de la nueva Tonantzin, entregada a Cuatlatoatzin, mejor conocido como Juan Diego, que ella misma se describió como Coatlaxopeuh, pero que los ibéricos le habían dado el morisco nombre de Guadalupe, fue tomada como el lábaro iniciador de la gesta independentista.

    Sería José María Morelos y Pavón, al caer los héroes iniciadores de la insurgencia, quien continuaría la lucha, que ya ensangrentaba nuestras tierras.

    Ahora ya con un nuevo despertar esta raza, producto del mestizaje, es impulsada por los sentimientos de la Nación.

    Después de 11 años de luchas, el 27 de septiembre de 1821, en una gloriosa mañana, el Ejército Trigarante, gallardamente entra en la antigua Gran Tenochtitlán, encabezados por los generales Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero.

    Y el pueblo, congregado y con lágrimas en los ojos de emoción, hacía sentir su orgullo, al recordar a los héroes que nos dieron Patria.

    Era el fin de una lucha, pero también el inicio de una nueva, ahora por la construcción de un México poseedor de una profunda historia, puesta en nuestra manos para escribir nuevas páginas, en este vasto territorio que hoy llamamos nuestra Patria.

    El momento adquirió solemnidad cuando el general Agustín de Iturbide pronuncia aquellas históricas palabras: "¡Ya aprendiste a ser libre, ahora os toca aprender a ser feliz!

     

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