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"VIOLENCIA INTRAFAMILIAR"

"La mujer que no quería ser golpeada"

"Él pensó que volvería si lloraba y se hincaba frente a ella, si le llamaba incesantemente y le preguntaba sobre su regreso. Ella tomó la decisión férrea de no hacerlo. Él de asesinarla con un cuchillo de cocina"

Dulce Paola huyó de los golpes y los gritos que César Fernando le dio durante seis años. Él pensó que volvería si lloraba y se hincaba frente a ella, si le llamaba incesantemente y le preguntaba sobre su regreso. Ella tomó la decisión férrea de no hacerlo; él, de asesinarla con un cuchillo de cocina.

 

La última semana de agosto, Dulce Paola se cambió de casa, se fue a la de sus padres. Se llevó a sus tres niños porque pensó que era mejor. Ellos apenas tienen entre los 5 y los 3 años, y a su corta edad están conscientes de la violencia que había en casa.

 

Esa violencia inició a los tres meses de que Dulce Paola y César Fernando comenzaron a vivir juntos. Primero fueron gritos y después golpes. Ella, dice su padre, el señor José Luis, pensó que César Fernando podía cambiar, pero no pasó.

 

Él le gritaba, la insultaba, la humillaba, le decía que era una tonta. Le decía cosas peores y la volvía a golpear. A veces también la amenazaba con un machete que tenía en su casa.

 

Ella nunca denunció, a veces hasta lo ocultó, pese a las cicatrices que tenía en la cabeza, en sus brazos y en sus piernas. Nadie, ni sus padres, saben por qué.

 

Todo eso incrementó cuando ella comenzó a trabajar en una pastelería. Ese trabajo fue el comienzo de sus cambios y el paso a más violencia.

 

Ella, dice su familia, pensó que él podía cambiar, como cuando fue al centro de rehabilitación por su adicción a las drogas. Él había dejado de consumir, al menos lo hizo por un tiempo. Pero la violencia resultó peor que las drogas.

 

El sicoterapeuta Luis Fernando León Mendoza explica que las conductas de César Fernando son patológicas, y que pueden adquirirse desde la infancia por malos tratos de sus padres y la falta de atención sobre actos violentos que pudo haber tenido desde niño.

 

Al mismo tiempo se conjuntan otros factores como el que César Fernando pudo haber sido descuidado desde la parte afectiva, es decir, él pudo haber sido un niño al que no se le educó con límites, no se le educó con amor, sino con castigos y regaños sin un aprendizaje claro sobre las consecuencias.

 

Esas conductas, dice el terapeuta, reportan un incremento que se puede observar con las cifras oficiales del Ministerio Público.

 

Solo en 2016 se reportaron hasta 2 mil 274 casos de violencia familiar en Sinaloa. También se registraron 43 feminicidios que, en su mayoría, fueron el resultado final de casos de violencia familiar, como sucedió con Dulce Paola.

 

Ella se separó de César Fernando porque se hartó de ser golpeada, de ser humillada e insultada frente a sus hijos. El día que partió a casa de sus padres tuvo una discusión por dinero, ella le pidió que le ayudara a pagar la escuela, pero él se negó.

 

Pasó una semana y media fuera de casa, y César Fernando le hablaba todos los días para exigirle que volviera. Entonces ella bloqueó su número y lo dejaba pasar.

 

El 1 de septiembre, a las 06:50 horas, según Flor, su compañera de trabajo, César Fernando le habló por teléfono a Dulce Paola, le preguntó si iba a volver y al mismo tiempo vio cómo ella colgó la llamada.

 

A las dos horas, él fue a la pastelería donde trabajaba Dulce Paola. Llegó en un taxi y entró al negocio. Ella, dice Flor, dijo en voz alta: "¡ay no, ya llegó otra vez!".

 

Él se hincó y lloró para pedirle que volviera a casa, pero volvió a rechazarlo.

 

Una hora más tarde César Fernando regresó a la pastelería y Flor prefirió no ver la escena, dice que entró a la bodega y que desde ese lugar escuchó que César Fernando le preguntó otra vez a Dulce Paola si iba a volver y que acto siguiente empezó a escuchar gritos de auxilio.

 

César Fernando, según pruebas que realizó el Ministerio Público, sacó un cuchillo entre sus ropas y comenzó a apuñalar a Dulce Paola. La hirió en 20 ocasiones y la desangró. Murió a los minutos de ser atacada.

 

Flor salió de la pastelería para pedir auxilio y detrás de ella César Fernando, quien según testigos se llevó sus manos a su playera para limpiarse la sangre, se subió a un vehículo y huyó.

 

Su libertad duró apenas dos semanas, luego de que los padres de Dulce Paola y su compañera rindieran sus declaraciones ante el Ministerio Público, que lo detuvo y lo presentó ante un Juez para procesarlo.

 

Ayer se dio cuenta de todos estos hechos frente al Juez de Control Ricardo López Chávez, en Culiacán.

 

El delito del que se le acusó a César Fernando es el de feminicidio agravado, porque él era su pareja y sus razones habían sido precisamente por violencia de género.

 

El caso ha sido tratado por el nuevo sistema de justicia, por el que pueden resolverse expedientes por una vía abreviada y con ello tenerse penas mínimas, siempre y cuando haya un acuerdo entre la parte acusada y la parte ofendida.

 

De esa manera, César Fernando obtuvo 30 años de prisión, la mínima para el delito que cometió. Además deberá pagar 369 mil 582 pesos para reparar el daño, pues ni el Ministerio Público ni el Abogado buscaron alguna cantidad mayor que pudiera soportar los gastos que los niños podrán tener cuando crezcan, como Dulce Paola creyó que era necesario.

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