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"Mamás que emprenden"

"La terapia que se convirtió en negocio"

"Isabel Montiel Ramos no la pasaba bien y comenzó a confeccionar artesanías para superar una crisis emocional. No sólo superó la mala racha, ahora tiene una carrera empresarial"

    Lo que comenzó como una terapia ocupacional hace 15 años, se convirtió en un negocio y forma de vida para Isabel Montiel Ramos.

     

     Al tener a su primera hija tuvo algunos problemas de salud derivados de ejercer su profesión como veterinaria, por lo que pasaron varios años para que se pudiera embarazar de nuevo.

     

    Isabel se enfermó de depresión posparto, hasta el grado de necesitar una terapia que le ayudara como distractor para superar su enfermedad.

    “Caí en un hoyo muy grande, yo soy médico veterinario zootecnista y me costaba mucho manejar esa situación en una crisis, a raíz de eso comencé con la terapia ocupacional y de ahí nació la idea de hacer una empresa de artesanías”, recuerda.

     

    Montiel Ramos, hija de padre mecánico y madre artesana, decidió tomar el ejemplo de su mamá y comenzó a realizar diversas actividades como pintar, bordar, coser, con la finalidad de estar ocupada y no pensar situaciones complicadas, pero entonces llegó un momento en el que se dio cuenta que tenía tantas cosas y decidió hacer un bazar en la banqueta de su casa.

    “Al darme cuenta que las cosas que hacía se vendían, pensé en iniciar un negocio, mi mente pasó a otro nivel de estar ocupada, en casa, atendiendo a mis hijas... aunque duré más de un año con tratamiento siquiátrico no me impidió que yo soñara en hacer algo”, relata.

     

     “Mis muñecas me salvaron la vida, así lo veo y amo estar aquí”.

     

     

    Enamorada de las muñecas

    Isabel recuerda que se enamoró tanto del trabajo que realiza que pasaba mucho tiempo en un pequeño cuarto, cosiendo, pintando y formando con especial cuidado cada parte de las muñecas, por lo que su esposo comenzó a demandarle más tiempo para las hijas y para el hogar.

     

     La terapia había terminado, pero Isabel decidió aprovechar los conocimientos que le había dejado para comenzar entonces lo que sería su nueva ocupación, la empresa de muñecas artesanales Anmey en nombre compuesto en honor a sus dos hijas.

     

     

    “Fue un proceso, cuando conoces a tu esposo con un rol específico, es difícil que tu pareja te apoye, más cuando son muy machistas, mi esposo también es veterinario y en el proceso de terapia que tuve me apoyó con el afán de que saliera adelante, pero cuando me dieron de alta, ya no le gustó que pasara a ser un negocio para mí”, dice.

     

     

     

    Al poco tiempo sus muñecas se convirtieron en una imagen representativa de Sinaloa, suvenir positivo que refleja la identidad del estado, pues Montiel Ramos buscó los trajes típicos registrados en el periódico oficial, para replicarlos en la vestimenta de sus artesanías.

     

     

     

    “Se mandó hacer un estudio fisionómico de la población de Mazatlán, Culiacán y Los Mochis, para hacer un prototipo con las facciones más predominantes de la población, no las visto de otra manera más que con los trajes típicos del estado, por decreto tenemos un traje vistoso, muy bonito y está el traje folclórico que tiene una flor de amapa en el pecho, son los trajes oficiales y también tenemos trajes regionales”, explica.

     

     

    La nueva Isabel

     

    Destaca que pese a los problemas que tenía ya con su esposo por el tiempo que dedicaba a las manualidades, se negó a dejar la empresa; ser invitada especial a Los Pinos en un evento de mujeres empresarias durante la administración de Vicente Fox le marcó un parteaguas y la convirtió en una Isabel diferente.

     

     “Pensé, ‘ya no quiero estar en la banqueta de la casa vendiendo mis muñecas, voy a buscar un local’, así me fui buscando dónde distribuir mis productos, tocando puertas, dije: ‘la puerta está cerrada, voy a tocar y lo menos que puede pasar es que siga cerrada o me la abran’”, recuerda.

    Reconoce que en un principio fue difícil aprender a combinar los tiempos, pero su familia siempre ha sido un apoyo y tuvieron paciencia mientras aprendía a combinar los roles y encontrar un equilibrio.

     “En el periodo de producción y comercialización mis hijos estaban ausentes de mí, hasta que llega un momento en que dices: en qué momento creció mi hija, mi hijo, qué me pasó; pues es muy complicado manejar el rol de mamá, como empresa todóloga de promocionar y producir, pero tuve que aprender a delegar”, refiere.

     

    Casada desde hacía un poco más de 14 de años, con dos hijas pequeñas, en ese entonces su tiempo se dividía en cumplir con un pedido para exportar a Israel, como madre y esposa, por lo que su atención a la familia era diferente y no funcionaba igual.

    Su esposo comenzó a exigirle que dejara de trabajar. A punto de divorciarse por el estrés y por disputas derivadas de la misma presión laboral, Isabel se da cuenta que está embarazada, un niño venía en camino.

     

    A sus 34 años tuvo que hacer una pausa en su negocio, pues tenía alto riesgo por los problemas de salud que tenía de cuando ejerció su carrera de veterinaria y por su edad.

     

    “Cuando mi empresa iba detonando y agarrando ‘viadita’, me embarazo y era de alto riesgo, yo no estaba jovenzuela y me vi en la necesidad de estar en cama todo mi embarazo, pausé el negocio y perdí entregas, fue tan frustrante pero primero era mi hijo”, relata.

     

     Al nacer el niño, Isabel volvió al trabajo y su esposo comenzó a brindarle el apoyo que ella necesitaba. Se fusionaron como familia.

     

     “Si se salvó el matrimonio fue por él, con su paciencia, dedicación, si estaba yo trabajando, me traía agua, comida y lo que ocupaba, entonces lo que el tramaba era tener a su familia bien”, cuenta.

     

    Isabel Montoya abrió el mercado de los productos artesanales en el estado, actualmente las artesanías Anmey se ofrecen como un regalo oficial por parte del Gobierno del Estado, pues son muñecos que representan a Sinaloa, que le han dado la satisfacción de pagar colegios, graduaciones y hasta de renovar su hogar.

     

     

    “La vida nos lleva por situaciones que debemos arreglar...una historia de más de 15 años, un estira y afloje”. 

     

    “La vida nos lleva por situaciones que debemos arreglar”.

    Isabel Montiel Ramos

    Artesanías Anmey

     

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