"La vocación desde el lado de la bata blanca"
Yamileth, una joven médico general de 26 años, partió el 23 de septiembre como brigadista hacia Morelos y Puebla, donde estuvo cinco días de labores en diversas comunidades de ambos estados.
Un día antes de partir al centro del País, Yamileth y otra de las jóvenes que acudió a la jornada, pidieron a través de los medios de comunicación que la sociedad los apoyara con medicinas y material médico para brindar las atenciones, debido a que ellos iban con recursos propios.
"Lo que hicimos fue dar consulta médica a las personas afectadas por el terremoto, nos dimos cuenta que el 90 por ciento de la población, había perdido sus casas, literal", explicó Yamileth.
La intención del viaje era acudir a pequeñas comunidades donde la ayuda estaba llegando de manera más lenta.
Al llegar a Puebla, Yamileth se topó con casos complicados, donde principalmente se atendían infecciones.
"Me tocó atender a una niña de 13 años embarazada que había perdido pues su casa y demás, estábamos cuidando la infección porque en una embarazada son muy peligrosas las infecciones y más la deshidratación", recordó.
A pesar de que Yamileth es médico general, no se limitó a brindar solamente atenciones de salud, ya que también colaboró con la evacuación de personas cuyas casas habían quedado inhabitables por los daños.
"Otro caso que se me quedó mucho es en Puebla, Tecuinapa, una señora con tres hijos, de 28 años de edad, los niños tres, cinco y otro de meses, su casa estaba a punto de caerse y ella no quería salirse porque no tenía dónde ir", explicó.
Una noche les habló a los brigadistas con los que viajó Yamileth, para pedirles ayuda. Ellos le dieron casas de campaña para que pudiera resguardarse con sus hijos, contó la médico.
"En esas comunidades tienen todavía la creencia de que médico es dios, el médico es todopoderoso, todo sabe, le tienen mucha confianza", continuó Yamileth.
Además de las heridas causadas por los derrumbes del terremoto, la población de los pueblos afectados también padecieron infecciones, principalmente de piel, detalló la brigadista.
"Porque el agua que les estaban llevando ya estaba contaminada, entonces les estaban saliendo lesiones en la piel", dijo.
En cinco días, Yamileth se trasladó de un pueblo a otro en los estados de Morelos y Puebla, para brindar consultas, atención que fue agradecida por la gente apoyándola a ella y sus compañeros en situaciones básicas.
"De la misma comida que les donaban, nos daban alimento, jamás nos faltó alimento para nada", contó.
Inicios
Desde que era estudiante de medicina, Yamileth participó en brigadas médicas en zonas de escasos recursos en la mancha urbana de Culiacán y comunidades de la periferia.
En un proyecto para la universidad donde estudiaba, ella junto con otros cinco médicos, atendían personas en estado de vulnerabilidad.
"Nuestro proyecto se basó en atender personas migrantes, a personas en abandono social y a personas en estado de indigencia", explicó.
"Íbamos todas las tardes, buscábamos indigentes, caminábamos en el sol, a veces en carro, por todo Culiacán", agregó.
Uno de los casos que recuerda haberla marcado, es el de Joaquín, un indigente de 50 años de edad que tenía complicaciones en las piernas a causa de la diabetes.
"Él (Joaquín) sus piernas ya estaban por perdidas, él ya tenía la cita, es más él nos dijo 'sin mis piernas no voy a vivir, me voy a quitar la vida', el señor tenía familia", expresó.
Después de un tratamiento y constantes revisiones, las piernas de Joaquín se recuperaron, prosiguió.
"Nos dijo que gracias a dios se había topado con nosotros, y le salvamos las piernas a final de cuentas", agregó.
Las razones
Yamileth ingresó a dichas jornadas médicas debido a la violencia.
Inicialmente ella había sido asignada para brindar servicios médicos en Levya Solano, una comunidad de Guasave, lo que fue imposible por la violencia en la región.
"Fíjate que la Secretaría de Salud no es tan accesible en eso, porque en las noticias salía que toque de queda y eso, que ahí no quedaba más población que no fuera narcotráfico, entonces yo fui con el director y le hablé y le dije 'doctor yo no me puedo ir aquí porque estas son las noticias, no me van a dejar entrar' y su respuesta fue 'ni modo, tienes que irte'", comentó.
"Muchas veces sí nos arriesgamos y es la misma institución la que nos pone ahí, nos arriesga, no nos protege", lamentó la doctora.
Vocación
La vocación de Yamileth surgió desde edad temprana, tras tener un familiar que requería atención siquiátrica, explicó.
"Mi idea desde pequeña fue un 'yo voy a estudiar para mi familia, para mí, para mis hijos, para mis papás' porque muchas veces el acceso médico no es tan fácil, es costoso", dijo.
Afirmó Yamileth que continuará con su preparación, pues se requiere de constante actualización para ser un médico destacado y brindar los mejores servicios.
"Me apasiona esa atención que yo puedo dar desde el otro lado, estar del lado de la bata blanca, no me veo haciendo otra cosa", destacó.
Aunque su trayectoria en la medicina es corta, ha sido testigo de cómo algunos médicos con muchos años de servicio recurren a prácticas poco profesionales y que van en contra del juramento hipocrático.
"Que recuerden el por qué iniciaron, porque a veces no comen los millones, nos come el dinero; el dinero pues sí nos cambia al final de cuentas, pero que se regresen algunos años y vuelvan a valorar por qué estudiaron medicina", resaltó la joven médico.
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